Diego Schwartzman había tenido un lindo romance con el Abierto de los Estados Unidos en 2017 y quería repetir aquella grata y sorpresiva actuación, pero ni siquiera llegó a la segunda semana: cayó con el japonés Kei Nishikori por 6-4, 6-4, 5-7 y 6-1 y se despidió en la tercera ronda del último Grand Slam del año.
Todo comenzó de forma inmejorable para el argentino, que se puso 3-0 arriba gracias a un quiebre en el segundo game producto de tres errores consecutivos de su rival. Sin embargo, luego de alcanzar el 4-1, comenzó la remontada asiática: dos quiebres y seis juegos en cadena, cerrados con solidez en su saque.
Pese a la mayor cantidad de errores, Nishikori sostuvo de mejor forma sus segundos saques, y ahí hizo una diferencia, ya que pareció no cometer faltas y ganó casi el mismo porcentaje con sus primeros que con sus segundos servicios.
El segundo parcial sostuvo una tónica de paridad, y pese a que el japonés (presumiblemente) mermó la solidez de sus segundos saques, casi no le dio chances de quiebre al argentino: tan sólo uno, que pese a ser aprovechado por el bonaerense, no alcanzó.
Schwartzman no encontró eficacia a la hora de poner la bola en juego, cometió muchas faltas (tres dobles) y para colmo aumentó su cantidad de fallas no forzadas. Y otra vez flaqueó en el momento menos oportuno: permitió el quiebre rival en el noveno game y volvió a resignar la manga en 6-4.
Los fantasmas reaparecieron en el tercer set porque Schwartzman volvió a adelantarse por tres games de ventaja gracias a un quiebre tempranero, pero otra vez, con el 4-1 a su favor, Nishikori empezó a remontar e igualó en 4 por lado.
Sin embargo, esta vez el noveno game, ese que parecía maldito, fue el que cortó la recuperación del número 19 del mundo. 5-4 a favor del argentino, al japonés le empezó a pesar el brazo, aumentó su cantidad de errores y terminó cediendo muchos puntos con el segundo servicio. Así, el Peque pudo quebrarle en el duodécimo y evitó el tie-break con el 7-5.
Poco duró la recuperación del argentino porque, cuando se esperaba que la inercia de ese cierre se extendiera al cuarto set, las esperanzas en celeste y blanco se chocaron contra un paredón: Nishikori quebró en el primer juego del parcial.
Y a partir de entonces, el asiático mostró un juego sin fisuras. Como si tras el descanso entre sets hubiera entrado a la pista un nuevo jugador. Se fue llevando un juego tras otro con total autoridad en sus juegos de servicio (ganó 13 de los 14 que jugó con el primer saque), apretó en la red con altísima efectividad (8 de 9 puntos) y se cansó de meter tiros ganadores (17 contra sólo 2 del argentino).
La frustración le fue ganando a Schwartzman y, pese a algún atisbo de intento por recuperarse, el Peque terminó resignado, cerrando el partido de la manera que menos hubiera querido. Fue 6-1 para Nishikori, que mantuvo su invicto ante el argentino (3-0) y ahora se medirá con Philipp Kohlschreiber, que dio la sorpresa y eliminó a Alexander Zverev, el 4° del mundo.