En San Juan ya se acumularon más de 800 horas frío durante este invierno y eso es una cantidad suficiente para la mayoría de los principales cultivos, y la primera señal climática que garantiza que podrán brotar bien y por lo tanto tener buena productividad, un factor clave para la economía.

El Servicio de Agrometeorología de la Estación Experimental Agropecuaria San Juan del INTA contabilizó hasta el 3 de agosto pasado una acumulación de 871 horas frío, una cifra levemente inferior (-0,69%) a las 877 del año pasado, pero más que suficiente para el agro. Sonia Silva, a cargo de relevar y difundir este servicio en el INTA, recordó que la cantidad de horas frío se cuentan por el tiempo que el termómetro está por debajo de los 7,2´C. Rodrigo Espíndola, especialista del INTA, dijo que los viñedos normalmente tienen bajos requerimiento de horas frío, con temperaturas por debajo de 7´C y por encima de 0´C. El ingeniero agrónomo Hugo Carmona, titular de la delegación del Instituto Nacional de Vitivinicultura, corroboró ese dato y amplió a que con la cantidad de horas registrada hasta ahora es suficiente para el resto de los cultivos que hay en la provincia como el olivo, el pistacho, almendras y otros frutales. ""Las horas frío siempre se cuentan desde el punto de vista agronómico, y con la cantidad que hay hasta el momento ya están cumplidas las horas necesarias", dijo Carmona. Explicó que cuando pasan una cantidad de horas, dependiendo de la especie y la variedad, las hormonas que inhiben la brotación se eliminan y la planta está en condiciones de volver a iniciar un ciclo vegetativo nuevo, es decir una brotación y floración. ""Si la acumulación es insuficiente la brotación será despareja y eso traería pérdidas en la producción", advirtió.

El invierno es una época de baja actividad hormonal de la planta, debido a la acción del clima. Se pueden definir las horas de frío como la necesidad de frío, durante un tiempo de letargo o reposo, que necesita una variedad o una especie para poder desarrollar bien su crecimiento.

Este período de tiempo se da cuando las temperaturas se encuentran por debajo de los 7ºC, desde el momento de caída de las hojas, hasta el fin del reposo real de la planta, momento en el que comienzan a salir nuevos brotes. Carmona explicó que cada variedad de planta requiere de unas necesidades concretas y se manifiestan en dos fenómenos: la parada de crecimiento vegetativo (reposo invernal) y la vernalización, momento en el que la planta ya ha recibido el frío suficiente, y como entiende que se aproxima un clima favorable, decide brotar y florecer.

El no tener ese tiempo de dormancia o latencia, puede retrasar la apertura de las yemas, provocar una brotación irregular y dispersa, o anomalías en su desarrollo, como un mayor crecimiento vegetativo y excesivo uso de reservas, o menor producción con peor calidad de fruta (tamaño, coloración y firmeza).

En la vid depende de la variedad: hay variedades que con 400 horas frío ya están en condiciones hasta otras que necesitan más de 700 horas. Para las variedades de uvas que aquí se cultivan estos son los rangos aproximados. En el olivo el frío se entiende también como un requisito necesario para la salida del reposo de las yemas ya inducidas.

 

La crisis hídrica

Pierluigi Pierantozzi, otro de los especialistas del INTA, dijo que en lo que resta del mes se van a seguir acumulando algunas horas más de frío, y se mostró más preocupado por el año "atípico" en cuanto a las temperaturas (invierno más cálido de lo normal) y sus consecuencias: escasa nieve acumulada en la cordillera y por ende, poca agua disponible. ""La crisis hídrica es más preocupante que cualquier otro problema en el agro sanjuanino", dijo.