Las primeras imágenes de Benedicto XVI difundidas este domingo por la Santa Sede lo muestran yacente en una sala del monasterio, Mater Ecclesiae del Vaticano, donde residía retirado desde su renuncia en 2013. Está acostado sobre dos cojines, bajo un gran crucifijo y junto a un cirio encendido, un árbol de Navidad y un Portal de Belén.
Viste los paramentos pontificales: la sotana blanca y la casulla roja, en sus manos tiene un rosario y sobre su cabeza la mitra. Sin embargo, en estas fotografías no lleva el palio, la estola de lana blanca con cruces negras símbolo litúrgico de jurisdicción.
Su antecesor, Juan Pablo II, sí que lo llevó en su capilla ardiente en 2005. El palio, junto al llamado Anillo del Pescador, simboliza el poder pontificio y son recibidos en la misa de inicio del magisterio por los papas tras su elección.
El cuerpo de Benedicto XVI será trasladado el lunes por la mañana a la Basílica de San Pedro, donde durante tres días el público podrá presentar sus respetos antes de un funeral el jueves supervisado por el Papa Francisco.
Francisco, el primero en visitarlo
El papa Francisco fue el primero en visitar el cuerpo del pontífice emérito Benedicto XVI en el monasterio.
Tras el fallecimiento, a las 9.34 horas (8.34 GMT), el secretario personal del pontífice alemán, monseñor Georg Ganswein, telefoneó a Francisco para confirmarle la muerte, según refirió hoy el portavoz vaticano, Matteo Bruni.
Francisco llegó unos diez minutos después y permaneció velando el cadáver de su antecesor Ratzinger hasta las 10.00 locales (9.00 GMT), cuando tuvo que marcharse por otros compromisos.
Fue el propio papa argentino quien el pasado miércoles 28 de diciembre confirmó públicamente la gravedad de la salud de Benedicto XVI a sus 95 años de edad.
Si bien no fue él quien le impartió el sacramento de la extremaunción, sino monseñor Ganswein, su más cercano colaborador en las últimas décadas, el mismo miércoles tras una misa celebrada en su habitación.
Francisco ha expresado públicamente su “gratitud” por el papa y teólogo alemán y hoy pidió a los fieles su oración y en estos casi diez años de convivencia lo visitó en varias ocasiones y lo elogió calificándolo como “un abuelo sabio” para la Iglesia.
La capilla ardiente abrirá mañana lunes en la basílica vaticana y los fieles podrán despedirle hasta el jueves, cuando Francisco presidirá su funeral en la plaza de San Pedro antes de su inhumación en la cripta del templo.