Gran tarea. La arrancada, y posterior envasado manual de la bolsa de cebolla es para especialistas.

 

¡Alegría! ¡Algún día tenía que darse!

La aparición de las primeras cebollas de producción sanjuanina en los mercados. Las tempranas o precoces.

Y es que en las parcelas de productores que tienen fincas en las zonas calientes de las serranías del departamento Pocito comenzaron las labores de arrancadas y embolsadas.

Un gran deseo, tanto para el ama de casa y la familia, que vivió un período muy largo de precios altísimos en las ferias y mercaditos locales, como para el agricultor, que luego de muchos meses de sacrificio, llega a la etapa de definiciones.

El porqué del precio excesivo del kilo de cebolla tiene muchos argumentos.

Uno, y recordando al gran Mariano Winograd, experto frutihortícola nacional, que en una de sus tantas visitas a la provincia de San Juan, y luego de recorrer chacras con Suplemento Verde, dijo que sin grandes empresas, puede haber grandes problemas. La cebolla parece un producto común, pero ha incorporado en el mundo una tecnología importante, que obtiene como resultado final alta calidad, productividad y alto precio. Este método exige financiamiento, organización, tecnología, maquinaria y agronomía. Quienes no invierten logran un producto mediocre, y por lo general hasta se terminan fundiendo. 

Esto ya lo dijimos en estas páginas, en ediciones anteriores. Hay que tomar el asunto más en serio. Pocito debería contar con unas 4 o 5 plantas de procesamiento y expedición, más otras en Jáchal, y el negocio se equilibraría. No sería tan extremo: es que o no vale nada el bulbo, o tiene un precio de locura.

Otro punto, el clima. En San Juan con la sequía por varias campañas. Y en la elección de cultivos hortícolas, se va relegando en el listado de preferidos. El tomate para industria y el ajo le sacan ventaja.

En otros sitios, también sufren accidentes climáticos y hay poca oferta. En Argentina, en el mes de febrero, en el momento en que se iba a apilar para guardar (la de conservación), llovió, y cuando llueve cerca de la cosecha es grave, a la cebolla le entra agua por el cuello y es muy probable que tenga problemas de calidad final. Para los meses de invierno quedó poca y mala. Paso siguiente: hubo que importar. Lo que todos los años, se hace en septiembre, se anticipó a julio y agosto. En Brasil también llovió y agravó más la situación. Minas Gerais y Goias, que producen mucho volumen, tuvieron mermas, y se hizo carísimo traer cebolla a Argentina. Sin embargo, se consume mucho, y eso hizo que hubiera récord de cebollas importadas.

Altos costos, en esta temporada. Hay muchos lotes en la chacra local.

A saber, ¿qué pasa en el mundo con esta aliácea? Grandes países, como son China, España, Nueva Zelanda y en el continente americano México, sufrieron sequías extremas. Ucrania, gran país productor del este de Europa, entró en guerra, y desapareció del mercado. También incidieron en el negocio el gran aumento en dólares de los fertilizantes (insumo básico) y ni hablar de los combustibles. Fletes también se dispararon.

Un combo de temas que se mezclan y llevan a la bolsa de cebolla a subir y no parar.

También se dio, que en el año calendario, a la tardía nacional de mala calidad, y luego la que llegaba importada de Brasil mejor pero más cara, la tempranera o de día corto, de Santiago del Estero, se demoró en aparecer en esta temporada. esta provincia, gran productora, tuvo serios problemas de agua y además, hubo temperaturas bajas que ralentizaron la llegada a cosecha. Todo complicado.

En Argentina, el grueso de la producción local se da entre febrero y agosto, por eso los precios suelen ser más bajos en la primera mitad del año. Hay dos zonas fuertes de producción: Sur y Norte. En el Sur (zona sur de Buenos Aires y valle de Río Negro) se siembran variedades de día largo, o de guarda; una parte de esa producción se almacena para cuando cae la oferta, y otra parte se exporta. En primavera, en cambio, la merma productiva nacional hace que los precios aumenten y que los faltantes se cubran con cebolla importada. Tanto en uno como en otro momento, ese intercambio se da principalmente con Brasil. En el Norte (Santiago del Estero principalmente y un mínimo en valles de provincias cercanas), se siembran variedades de día corto, o precoces, que salen y se venden, no se pueden almacenar.

Haciendo un poco de historia, y para que la gente tome el termómetro del negocio, el año pasado fue malo para los productores de cebolla. Se habían animado a sembrar más, alentados porque el año previo, en plena pandemia, se había logrado no sólo abastecer el mayor consumo que se dio a nivel local, sino también aumentar exportaciones. Pero, a diferencia de 2020, en 2021 las compras de Brasil se frenaron porque había logrado una muy buena cosecha, y la demanda del país estuvo bien abastecida. Por esto, los precios en la Argentina se derrumbaron, y abundaron las imágenes de cebollas perdiéndose en el campo.

Pero vamos a lo nuestro: hay cebolla sanjuanina hoy en los mercados.

Hay cebolla sanjuanina… y eso es una tranquilidad para el mercado.

Suplemento Verde estuvo en Pocito, donde un agricultor, que pidió no ser identificado, trabajaba junto a sus hijos y unos operarios en la arrancada de cebolla. "Hoy estamos abasteciendo con las primeras bolsas a la Feria de la Capital y al Mercado Concentrador de Rawson. Van saliendo de a poco. Ha bajado el precio, pagan $2.500 a $2.800 según calidad, pero sigue siendo muy bueno para nosotros. Esperamos recuperarnos económicamente. Son muchos meses de sacrificio y espera. La bolsa rejilla, sola, sale $40, una barbaridad".

Posteriormente dijo "todo se ha encarecido y se hace imposible trabajar, estamos pagando $60.000 por la arrancada de cebolla a una cara, y en el caso de dos caras se llega a los $100.000. Los números asustan. No vamos pensando a veces los costos, y es medio de locos, pero si te parás a pensar, por ahí no seguís".

El costo exacto no lo tienen, y aseguran que va de la mano del rendimiento. Por lo menos hay que sacar 2.000 bolsas por hectárea para ser competitivo y que sea rentable la actividad.

Con riego común, tradicional por surco, y un manejo tecnológico sencillo, aseguran algunos productores entrevistados en otra finca cerca, que cada bolsa puede estar en los $500 de costo, aproximadamente.

Mientras tanto, hay otros agricultores, que operan con un modelo extra rendidor, de supertecnología, que logran 3.000 bolsas por hectárea, aseguran que el costo de la hectárea, debe estar mucho más allá del millón de pesos, si se considera que la cinta de riego por goteo, sola, insumo elemental para el lote, cuesta unos $180.000; el bombeo energético más de $50.000 por mes; los fertilizantes se fueron a las nubes, también el gasoil y aceites lubricantes. Se adiciona que estos productores preparan ellos sus tierras, con varias pasadas de implementos agrícolas, pulverizan y hacen las labores mecánicas, considerando un costo de un tacho, o sea el equivalente de 200 litros de gasoil, por hectárea para este aspecto del trabajo. Alto gasto, para un objetivo superior.

Recorriendo la zona productiva, se ven muchas hectáreas a cosechar.