Este domingo se cumplen 29 años de la muerte de Miguel Abuelo, una de las personalidades más destacadas de la música argentina y un pionero del rock, de la mano de Los abuelos de la nada, la banda que fundó a fines de los ’60.
Nació como Miguel Ángel Peralta el 21 de marzo de 1946 en Munro. Nunca conoció la identidad de su padre: pasó los primeros años de su vida en un orfanato y luego quedó al cuidado de una pareja mayor.
De joven conoció la pasión por la música y, a raíz de una inocente mentira, fiel reflejo de su extravagante y rebelde personalidad, y un libro de Leopoldo Marechal, nació la banda Los abuelos de la nada. A fines de los ’60 Miguel acompañó a su amigo Pipo Lernoud a hacer unos trámites para estrenar su obra Ayer Nomás a la compañía Fermata, que pertenecía a Ben Moral. No se sabe con precisión el motivo, pero Molar le preguntó al joven Miguel si tenía una banda de música, y él le mintió.
No solo le dijo que sí, sino que hasta le puso un nombre: Los abuelos de la nada. ¿La génesis de semejante ocurrencia? El libro Severo Arcángelo de Leopoldo Marechal: "Algún día tendré que llamarlo a usted Padre de los Piojos y Abuelo de la Nada". El productor le aseguró que en un plazo de tres meses tendría su estudio listo para ayudarlo a grabar algunos temas. Inconscientemente, nació una banda y un apodo.
Rápidamente puso manos a la obra y reclutó algunos músicos que pasaban sus horas en Plaza Francia: Eduardo Mayoneso Fanacoa (teclados), Alberto Lara (guitarra) y Héctor Pomo Lorenzo (batería). El primer single de Los abuelos de la nada fue Diana Divaga, en 1968. De ese tema participó también un joven Norberto Napolitano, más conocido como Pappo. Ese mismo año participaron del primer recital del rock organizado por el sello Mandioca. Por esta temprana etapa del grupo también pasaron otros músicos como Kubero Díaz, Miguel Cantilo, Claudio Gabis y Jorge Pinchevsky. Pero Miguel Abuelo decidió seguir con su carrera por su parte y se fue a probar suerte a Europa.
Pasó por Inglaterra, España, Holanda y Bélgica con su arte, hasta que conoció a Cachorro López: un bajista argentino que tocaba en Jah Warriors, un grupo jamaiquino de reggae. Allí surgió la idea de reflotar Los abuelos de la nada. Rearmaron la banda con Gustavo Bazterrica (ex guitarrista de La máquina de hacer pájaros), Polo Corbella (ex baterista de Bubu), Daniel Melingo (saxofón) y Andrés Calamaro (en su momento, ex tecladista de Raíces).
Comenzaban los ’80 junto a la etapa más fructífera del grupo. Charly García les produjo su primer álbum, titulado Los abuelos de la nada, y fue una de las bandas soporte en el show que dio el ex Serú Girán en Ferro en 1982. Su primer gran éxito, Sin gamulán, fue compuesto por Calamaro. Luego llegaron Vasos y besos, Himno de mi corazón, No te enamores nunca de un marinero bengalí y Tristeza en la ciudad, entre otros.
A fines de 1985 la banda se disolvió, pero al año siguiente Miguel Abuelo le dio vida nuevamente, con una formación renovada y un nuevo álbum. Tras la idea de Calamaro, Juan del Barrio ocupó su lugar y se sumaron Polo Corbella, Kubero Díaz y Marcelo "Chocolate" Fogo. Grabaron el último disco del grupo, Cosas mías. Con los constantes cambios de nombres y el paso del tiempo, la aceptación del público no fue la misma; pero su figura ya había quedado inmortalizada entre las grandes de la música argentina.
Su salud se deterioró rápidamente a fines de los ’80, tras contraer el Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA) en una operación de vesícula. Falleció a los 42 años, el 26 de marzo de 1988. Pero su nombre nunca fue olvidado.
Fuente: Infobae