Hace exactamente 4 años, los sanjuaninos se unieron, salieron a buscar en grupos, les llevaron agua y hielo a los encargados de un operativo sin precedentes, hicieron cadenas de oración y colmaron sus redes con fotos de un niño. Todo para lograr algo milagroso: la aparición de Benjamín, quien con sólo 5 años había desaparecido en una inhóspita zona de Albardón. Finalmente, la historia tuvo un final feliz, el niño fue hallado casi 24 horas después de haberse alejado de su familia y su estado de salud era favorable.
Todo comenzó el 17 de marzo de 2019. Ese domingo, el pequeño fue a la desértica zona de El Salado junto a su familia y otros parientes a pasar el día. Pero alrededor de las 17, mientras los adultos tomaban mate, Benjamín Sánches se alejó del grupo. El niño corrió y su familia comenzó a buscarlo. Al principio creyeron que estaba jugando, pero pronto se dieron cuenta de que no podían encontrarlo y la desesperación invadió a todos y decidieron pedir ayuda.
No se imaginaron que en pocas horas se iba a activar un megaoperativo que integró a 400 miembros de distintas fuerzas de seguridad, con pocos precedentes en San Juan. Y, mucho menos, que toda la provincia iba a estar pendiente.
Entrada la noche, además de las fuerzas policiales, ya eran varios los voluntarios que en moto, a caballo y trasladándose a pie habían llegado para ayudar en la búsqueda. Y ni hablar la cantidad de gente que se acercó en la mañana siguiente, al punto que la huella de acceso en varias oportunidades estuvo colapsada. Eso permitió que, con la ayuda de más rescatistas, drones y hasta un helicóptero, se ampliara el rastrillaje.
Sin embargo, las horas pasaban y no había novedades. Fue un baqueano, quien advirtió en el terreno unas huellas de zapatillas que, finalmente, llevó a un grupo de enduristas halló al niño.
Benjamín había caminado aproximadamente 21 kilómetros. Estaba acostado bajo la sombra de un junco, lleno de tierra. Se lo notaba bien y sólo quería agua. En pocos minutos estaba a bordo del helicóptero que lo llevó al Hospital Rawson, donde fue sometido a un proceso de rehidratación, antes de poder regresar a su casa.