Justo dentro de un mes cumpliría 88 años. En la madrugada de ayer, cuando se celebra el día del ‘boxeador argentino’, dejó de existir quien fuera el segundo campeón mundial que tuvo la República Argentina. Horacio Accavallo, el mismo que desde hace diez años vivía en su mundo, porque el alzhéimer fue minando su memoria, y lo alejó del mundo físico.
Se consagró campeón del mundo de peso mosca, el 1 de marzo de 1966. Se fue el último de los cuatro fantásticos, como se conoció a Pascual Pérez, Nicolino Locche y Carlos Monzón, quienes fueron los primeros.
El título del mundo le llegó cuando ya tenía 31 años, por ello y porque le costaba mucho dar los 50,802 kg, del peso mosca, su reinado fue corto. Logró la corona ante Katsuyoshi Takayama, en Tokio, con un fallo dividido por puntos, con tarjetas a su favor de 73-69 y 74- 67 y la restante en contra 71- 70 (NR: en esa época se combatía a 15 rounds, se daba 5 puntos al ganador, y se podía fallar asaltos empate).
Defendió el título del mundo por primera vez el 15 de julio de 1966, frente al japonés Hiroyuki Ebihara. La segunda fue el 10 de diciembre de 1966 ante el mexicano Efren ‘El alacrán’ Torres y la tercera y última el 12 de agosto de 1967 nuevamente ante Ebihara, todas en el Luna Park y por puntos.
Se retiró del boxeo en octubre de 1968, con el título del mundo en su poder. Terminó su carrera con un palmarés de 83 combates, con 75 triunfos (34 por nocaut), dos derrotas y seis empates. Hasta aquí, todo lo referido a lo deportivo, que no fue poco, porque eran épocas de 10 categorías y un solo campeón, cuyo nombre conocía todo el mundo.
Antes del boxeo, Accavallo fue un luchador. Le peleó a la vida desde muy chico. Hijo de inmigrantes su infancia fue muy dura, fue cartonero, botellero y lustra botas. Deshauciado para el fútbol, por su tamaño, cada vez que fue a probarse a Racing encontró en el boxeo la luz al final del túnel.
Inteligente para combatir, cuidando sus reservas físicas, escaló hasta lo más alto. Después fue un promisorio empresario, que llegó a tener 32 sucursales de su negocio de venta de artículos deportivos. Era el único boxeador que tuteaba a Tito Lectoure (fue el primer campeón del match macker del Luna Park) y siempre se manejó con mucha austeridad por la vida.
