Partido de pretemporada. Típico de preparación. Sobrado de imprecisiones. De vaivenes. Pero importante para los técnicos. Para que vayan sacando cuentas y planeen sus estrategias pensando en lo que se viene. San Martín e Independiente Rivadavia de Mendoza jugaron así, ayer, en el "Hilario Sánchez". Dos partidos. El primero, con los que en apariencia arrancarán los partidos oficiales, fue para el local por 1-0. El segundo, con los más jóvenes y en segunda ala fue claramente para el Verdinegro por 5-0.
Por supuesto, los choques dejaron materia escrita en el balance. Coyette, el técnico Verdinegro, debe haber quedado satisfecho luego de cambiar el esquema con respecto a aquella pálida imagen que San Martín dejó en el choque de Copa Argentina ante Brown de Adrogué. Porque su apuesta del "doble 5" con el Pampa Gelabert y Mosca surtió efecto, más todavía porque le dieron vida entera a los volantes exteriores -Cardozo y Cristaldo- que, cambiándose varias veces de lugar, desorientaron a sus rivales y dejaron expuestas sus limitaciones en la marca.
En el fondo, a la ya comprobada seguridad de Lucho Ardente en el arco, se vio mucha solvencia en la marca de los centrales Juan Rodríguez y Pucheta, en caso especial el primero. Entrega y actitud en los laterales Prósperi y Gianni Rodríguez. Y arriba, la buena ubicación de Bravo (que baja bastante) y Castillejos, en verdad el único atacante frontal del Verdinegro.
Y ahí, en esa última parte, es donde haya quedado un sabor a poco.
Por al equipo le faltó contundencia. Tuvo sus chances claras en el primer tiempo (Bravo se comió dos goles) y sacó provecho de una en el complemento (esta vez Bravo no perdonó y la mandó a guardar). Además le faltó tiro externo. También profundidad. Son cosas que Coyette irá buscando con el tiempo.
Quedó, la goleada (5-0) en el segundo partido. Con Palacios Alvarenga efectivo (se despachó con tres pepas), más los goles de Gustavo Villarruel y Daniel Opaz.