Un “depredador sexual serial”. Así, sin rodeos, describen al jornalero que detrás de su imagen de tío y padrino encubría a un pervertido social que hacía de sus acercamientos cariñosos unas verdaderas pesadillas para tres de sus sobrinas. Su historia de continuos abusos para con esas niñas, de entre 10 y 13 años, se acabó en octubre último cuando fue denunciado por sus cuñadas y ahora parece no tener escapatoria en la Justicia. El juez que lo investiga por graves delitos sexuales lo procesó y le dictó la prisión preventiva, de modo que continuará preso en el penal de Chimbas.

El juez Martín Heredia Zaldo, a cargo del Cuarto Juzgado de Instrucción, procesó a este changarín de 42 años (del que no se puede dar su identidad para proteger a las víctimas) de la zona de Concepción por los delitos de abuso sexual con acceso carnal y exhibiciones obscenas agravadas. Sus víctimas fueron sus propias sobrinas, hijas de sus cuñados, una de las cuales era incluso su ahijada de bautismo.

Como a veces sucede, el caso se destapó por comentarios que vinieron de afuera del entorno familiar. En octubre último, la mamá de una de las niñas fue citada a la Dirección de la Ñiñez a raíz de que habían recibido una denuncia anónima que indicaba que su hija mayor, de 13 años, sufría abusos sexuales. Esto surgió aparentemente por el comentario que habría hecho la nena a una compañerita.

Lo que era una presunción después se convirtió en una sospecha cierta y, peor aún, se descubrió que no sólo esta nena estaba siendo ultrajada sino también su hermanita, de 11 años, y una prima, de 10. Y el único señalado era su tío, al que apodaban “el Colorado” y que tenía un gran apego a la familia y gozaba de mucha confianza.

La investigación dirigida por el juez Heredia Zaldo reveló, a través de los testimonios tomados en Cámara Gesell, que la mayor de las niñas (hija de una cuñada) venía siendo abusada por su tío desde que tenía 6 o 7 años y que el hombre se aprovechaba de ella, hasta llegó a violarla, en ocasiones que la nena visitaba su casa. Con la hermana de ésta, una pequeña de 11 años y ahijada del acusado, pasó algo parecido, sólo que no alcanzó a accederla carnalmente pero sí hubo exhibiciones obscenas. A otra sobrina, de 10 años e hija de su cuñado, hizo lo mismo y también hubo acceso carnal.

Los estudios de los psicólogos demostraron que las víctimas sufren un trauma por todo lo que vivieron. Por su parte, el jornalero se abstuvo de declarar. Las pruebas son igualmente abrumadoras: las niñas dieron detalles de los abusos y fueron contundentes al apuntar contra él.

 

 

  • Los testimonios fueron la clave   

El testimonio de la nena que más abusos habría sufrido, contado a una amiga, fue lo que abrió la puerta a que las mamás de las tres víctimas se enteraran e hicieran las denuncias en el centro Anivi. En su momento, el arresto del sospechoso se concretó a pesar de que el informe del médico de la Policía no revelaba la presencia de las lesiones que dejan los abusos con violencia física. Sin embargo, los posteriores testimonios de las nenas en Cámara Gesell terminaron siendo determinantes como prueba incriminatoria.