Un estudio que midió durante doce años la facturación promedio de los departamentos vitivinícolas del país para identificar cuales son sustentables reveló que mientras en San Juan hay cinco departamentos que mantienen el equilibrio y logran ese objetivo, otros tres no son rentables. Esto último pasa con los viñedos de Angaco, Rawson y Pocito, que requieren que sus propietarios logren una mayor producción para compensar el menor precio de sus uvas. Y eso lo pueden lograr reconvirtiendo por las variedades más redituables en el mercado o incorporando tecnología para obtener mayores cosechas. En el otro extremo, el lote de departamentos sanjuaninos más rentables esta integrado por Caucete, 9 de Julio, San Martín, Sarmiento y 25 de Mayo (ver infografia).
El informe fue realizado por el especialista Javier Merino, director de la consultora mendocina Área del Vino, para la división Vinos del Banco Supervielle. Ayer se presentó en la Cámara de Bodegueros de San Juan, en un encuentro realizado en la Finca Sierras Azules en Zonda.
Merino explicó que el análisis objetivo de los datos recopilados entre el 2006 y 2018 muestra que para que una propiedad sea sustentable, debe facturar por encima de los 100 mil pesos por hectárea. Para llegar a esa cifra graficada en el estudio se tomó como base el precio promedio de facturación a junio de 2018. Para este año ese valor se está ubicando en los 150.000 pesos, pero no es el dato que se usó en la presentación.
Esa facturación se logra cosechando uvas de alto precio, o con elevados rendimientos por hectárea. ""Por debajo de esa cifra hay que pensar en reconvertir y si los ingresos son muy menores, hay que erradicar, dedicarse a otra cosa", dijo ayer el experto. De acuerdo al informe, los departamentos menos sustentables son Pocito, que el año pasado tuvo una facturación promedio de 101 mil pesos por hectárea, Rawson con 100 mil pesos y Angaco que solo alcanzó los 90 mil pesos. Los mayores rendimientos se logran en Tupungato (Mendoza) con facturaciones de 170 mil pesos por hectárea, Caucete es la zona sanjuanina más rentable con un promedio de 131 mil pesos por hectárea; y el peor es General Alvear, en Mendoza donde una hectárea rinde sólo 35 mil pesos en facturación. Merino recomienda a los empresarios locales con menor rendimiento la reconversión a variedades rentables, con el Malbec a la cabeza, seguido más lejos por el Cabernet Sauvignon y Syrah. O bien, la aplicación de tecnología para poder producir mucho para que los precios menores no empiecen a jugar en contra. ""Ahí la recomendación básica es productividad y quiere decir más a un menor costo posible, sin perder los atributos de calidad", dijo. Añadió que la tecnología permitirá obtener mayor productividad ""y ahí el desafío es enorme porque se necesita inversión con fondos disponibles accesibles y esto es lo que uno no ve a corto plazo". Merino tiene la expectativa de que a corto o mediano plazo surjan propuestas de créditos a tasa blanda del Banco Nación o de organismos de desarrollo. ""Pero si no aparecen fondos a tasas razonables, la verdad es que el panorama es oscuro", afirmó.
>> Perspectivas del sector
Al hablar sobre las "Perspectivas para la vitivinicultura" en la actual coyuntura, detalló algunas variables:
– Tipo de cambio: La escasez futura de divisas presagia que el tipo de cambio se mantendrá elevado y que el mercado exportador de vinos será atractivo.
– Salarios e inflación: se degradó el ingreso de los consumidores, en especial los de menor poder adquisitivo, provocando una caída de consumo de vinos de menor gama. Es probable que el salario siga igual o peor, por lo que no se espera una mejora en el consumo.
– Tasas de interés: Si está muy alta, el sector inmoviliza activos para financiarse y las bodegas tienden a deshacerse de bienes de cambio con efecto negativo en precio del vino.
– Cambio de varietales
Sólo en la última década un total de 11 variedades crecieron en casi 78 mil hectáreas la superficie plantada, mientras que el resto disminuyó en una proporción similar. Son Malbec, Cabernet Sauvignon, Syrah, Bonarda, Chardonnay, Merlot, Sauvignon Blanc, Pinot Noir, Cabernet Franc, Tannat y Tempranillo
– Se prefiere el Malbec
En los últimos 12 meses se consumió en Argentina menos de la mitad de vino que en 1991, una caída estructural agravada por variables de contexto económico. Dos fenómenos marcaron la última década: premiumización del consumo (más consumo de vinos de alta gama) y concentración en Malbec.