Señor director:

El sufrimiento consiste en tener la experiencia de sentir físicamente un daño, dolor, enfermedad o un daño moral. Y nos preguntamos qué significa el sufrimiento dentro de la vida humana. En ese sentido nos iluminan las palabras de San Juan Pablo II, en su mensaje para la XVI Jornada Mundial de la Juventud, en el año 2001, a partir de las palabras de Jesús: “Tome su cruz y síganme” (Lucas: 9-23). Y nos dice el Papa: “En la enseñanza de Jesús esta expresión no pone en primer plano la mortificación y la renuncia. No se refiere ante todo al deber de soportar con paciencia las pequeñas o grandes tribulaciones diarias; ni mucho menos quiere ser una exaltación del dolor como medio de agradar a Dios”. Prosigue San Juan Pablo II: “El cristiano no busca el sufrimiento por sí mismo, sino el amor. Y la cruz acogida se transforma en el signo del amor y del don total. Llevarla en pos de Cristo quiere decir unirse a él en el ofrecimiento de la prueba máxima de amor”. En otra oportunidad nos enseña que: “El sufrimiento, aun siendo en sí mismo un mal y una prueba, puede siempre llegar a ser de bien” (Encíclica “Evangelium Vitae, 3).