Hoy se celebran 150 años desde el surgimiento de la Conabip, Comisión Nacional de Bibliotecas Populares, creada por Domingo Faustino Sarmiento para fomentar la creación y desarrollo de estas asociaciones civiles -que hoy también festejan su día- en todo el país (ver aparte). Bibliotecas que han trascendido la misión de la difusión del libro y la lectura y se han convertido también en espacios "relevantes para el desarrollo comunitario y la construcción de ciudadanía". Así lo entiende María del Carmen Bianchi, que este año asumió por tercera vez la dirección de la institución que depende del Ministerio de Cultura de la Nación, cargo que había ejercido en 2003 y 2011. De aquellos objetivos a los actuales y de los nuevos desafíos, la funcionaria -que saludó especialmente a la Biblioteca Franklin, la primera del país- dialogó con DIARIO DE CUYO.

– Un aniversario importante en un contexto especial.
– Sí, nos han tocado los 150 años y la pandemia, lo bueno y lo malo (risas).

– ¿Qué objetivos tenían y cómo adaptaron?
– Cuando asumí en febrero lo que estaba claro es que el primer desafío era volver a poner a las bibliotecas populares y a la Conabip en un lugar de consideración del Estado, rescatar la diversidad de las acciones que se realizan en el país, completar la digitalización de todas las tramitaciones, lo que facilita el tan mentado federalismo; y promover la relación de las bibliotecas con los usuarios a través de redes sociales, plataformas digitales y otros formatos; junto con otras cuestiones. En eso estábamos cuando el futuro nos atravesó rápidamente, así que inmediatamente reformulamos, como fue la feria del libro, y armamos un sistema para que las bibliotecas pudieran hacer sus compras virtuales, lo que trajo aparejado un trabajo con editoriales, bibliotecas, bancos, etc. Fue un cambio a todos los niveles, una experiencia fascinante en un sentido y compleja en otra.

– Lo digital es el gran desafío. ¿Están todas las bibliotecas en condiciones de afrontarlo?
– En el 2003 nos encontramos con la analogía en el estado más puro y rápidamente logramos revertirlo. Habíamos avanzado mucho en que los servicios públicos, entre los cuales incluimos a las bibliotecas, estén en condiciones de prestarse. Lo que encontramos ahora es un atraso respecto al manejo de las redes y contenidos digitales. En gestiones anteriores tuvimos una gran inversión para la conectividad de las bibliotecas, equipamiento y también capacitación. Eso se ha mantenido y entre las primeras acciones, además del subsidio para que tuvieran con qué pagar gastos corrientes y la compra de libros, dimos una cifra especial para la conectividad Se ha mantenido eso en unas 900 bibliotecas y estamos estableciendo los vínculos para que todas vuelvan a tenerlo. En Argentina hay solo 3 o 4 localidades problemáticas para la conectividad.

– Es decir que la falta de recursos no ha sido un problema.
– Las bibliotecas están digitalizadas, lo que hicimos también fue proveerles una plataforma de contenidos que hicimos con otras instituciones -como la Biblioteca del Congreso y la Biblioteca de Maestros- y ellas pudieron ofrecerla a sus usuarios. Hay un trabajo muy fuerte con las redes sociales desde nosotros hacia las bibliotecas y de ellas con sus usuarios, para seguir adelante con las actividades.

"Todas (las bibliotecas) tienen mucho más que el rol de la lectura, en la medida en que pueden ir diversificando".

– Actividades que también en las bibliotecas debieron reacomodarse…
– Claro, no está permitido que abran así que en las zonas que era posible por el estado sanitario, continuaron haciendo llegar los libros a los lectores, porque hubo incremento de la demanda. Y en las que no, reformularon; y los talleres de lectura se convirtieron en taller de lectura y confección de barbijos, cada uno desde sus casas; o apoyo escolar por Whatsapp, o envío de páginas de libros que los chicos necesitaban para estudiar. En fin, cada biblioteca ha ido haciendo distintas cosas.

– Más que nunca en pandemia trascendieron su rol de fomento del libro y la lectura
– Sí y hemos reforzado estos programas de apertura cultural a la comunidad y de información ciudadana, entre otros. Todas tienen mucho más que el rol de la lectura, en la medida en que pueden ir diversificando. Si la biblioteca no tiene vínculo con su comunidad, muere; no hay Estado que sirva de suficiente apoyo. Y creo que ese ha sido el secreto de por qué la Conabip cumple 150 años y por qué las bibliotecas siguen en pie.

– Qué decirle a la comunidad para que se acerque, para que se asocie…
– Bueno, las cuotas de asociación son bajísimas y lo que hay que entender es que la biblioteca es una puerta de oportunidad: además de libros tiene quién aconseje, ayude a leer, a buscar. Hay conexión a internet… Sé de varias bibliotecas que cuando cierran dejan encendido su wifi para que la gente pueda conectarse. Una biblioteca presta muchos servicios útiles y además se pueden desarrollar aspiraciones culturales y lazos sociales…

– Puede sonar como una paradoja que lo digital, que otrora se erigía como una amenaza para el libro, es ahora un aliado…
– Claro, quienes le tenían miedo a este tema ven ahora que ha sido una forma de recuperar la cercanía. Y la prueba somos nosotros, que a distancia podemos festejar los 150 años y el mes que viene hacer nuestro encuentro nacional de bibliotecas populares. Hay que enfrentar el desafío de dar lugar a las múltiples lecturas que vendrán pospandemia. Hay un avance tecnológico, pero esa no es la amenaza, sino la cultura del individualismo feroz; y no hay una muestra más grande de solidaridad que esas comisiones de gente común que están en las bibliotecas, que destina horas de su vida a abrir las puertas, sosteniendo el espíritu que las anima desde hace 150 años: la solidaridad y la oportunidad

– ¿Cree usted que, al respecto, Sarmiento fue un visionario?
– Cuando pienso en Sarmiento en realidad me gusta pensar en Juana Manso, que ha sido una mujer que ha impulsado las bibliotecas populares y los centros de instrucción de manera denodada. El trabajo territorial, de convencimiento, de instalación se lo debemos a Juana Manso; y me parece que es una mujer olvidada que ha tenido una importancia enorme en el impulso de las bibliotecas y de la propia ley…

– Sin excluir los méritos de Juana Manso, ¿qué opina de Sarmiento?
– Creo que siempre hay un hombre que firma (risas). No, creo que efectivamente hubo una generación que con todas críticas que pueda merecer en su concepción, ha sido una generación que pensó un país y así pensó trenes, escuelas… bueno, por ahí con alguna centralidad de Buenos Aires. Creo que el rasgo distintivo de Argentina, por lo menos en América latina, ha sido el acceso a la educación, al alfabeto primero y al mundo que el alfabeto abre, después.

– Justamente, más allá de las simpatías y antipatías que pueda generar, la obra de Sarmiento es trascendente…
– Absolutamente. Por eso digo, esa capacidad y esa voluntad de soñar, pero también de diseñar un país, ha sido fundamental. Y la apuesta a la educación y a la lectura ha sido lo que ha hecho a Argentina un país distinto. Después vinieron los que mejoraron, perfeccionaron, extendieron la oferta; también los que la achicaron (risas)… es la Argentina. Pero eso ha sido fundamental.

CREACIÓN Y FESTEJOS

La Comisión Nacional de Bibliotecas Populares fue creada por Domingo Faustino Sarmiento, mediante la Ley Nº 419 promulgada el 23 de septiembre de 1870, y que entre otras cosas estableces que "las Bibliotecas populares establecidas o que se establezcan en adelante por asociaciones de particulares en las ciudades, villas y demás centros de población de la República, serán auxiliadas por el Tesoro Nacional en forma que determina la presente ley", y que "El Poder Ejecutivo constituirá una Comisión Protectora de las Bibliotecas Populares", que tendrá a su cargo el "fomento e inspección de las Bibliotecas Populares, así como la inversión de los fondos".

La creación de bibliotecas populares que hoy celebran su día estuvo inspirada en los Clubes de Lectores ideados por Benjamin Franklin en 1727 en Filadelfia y en experiencias estadounidenses de creación de bibliotecas en aldeas y ciudades. Y vale recordar que la más antigua de Sudamérica es la Biblioteca Franklin, que nació en 1866 en San Juan, a instancias de Sarmiento.

A través de www.conabip.gob.ar se puede acceder a las actividades y servicios que brinda; y hoy se lanzará la plataforma multimedial aniversario150.gob.ar y desde las 19 hs habrá un espectáculo que será transmitido para todo el país por las redes de la Conabip y del Ministerio de Cultura, del cual depende.

 

Carátula del Libro de Actas Nro. 1 de la Comisión Protectora de Bibliotecas Populares y Acta de la Comisión, de 1908.

 

  • Panorama sanjuanino

 

LAS BIBLIOTECAS LOCALES se adaptaron para seguir brindando servicio en la pandemia.

San Juan tiene más de 50 bibliotecas populares, de las cuales unas 30 están registradas en la Conabip. El departamento que más tiene es Rawson y le siguen Capital, Rivadavia, Santa Lucía y San Martín.

"Hoy el desafío es, mediante un programa de fomento y regularización implementado por el gobierno provincial a través de esta dirección, levantar a aquellas bibliotecas que se han caído, que han perdido la regularidad jurídica, para ser registradas a nivel nacional; como en Zonda, Angaco, Sarmiento y 25 de Mayo. Son centros culturales autárquicos, sin fines de lucro, muy necesarios en cada barrio y en cada villa, y es importante que regularicen porque así pueden acceder a beneficios como un subsidio anual de gastos corrientes y facilidades para adquirir títulos y renovar su bibliografía. Este año, cada biblioteca registrada en Conabip recibió unos $53 mil para comprar libros", comentó la directora de Bibliotecas Populares de San Juan, Liliana Alaniz. "Y desde la provincia también se da un subsidio a la Federación de Bibliotecas Populares para que mensualmente entregue un monto a cada biblioteca para el pago de un bibliotecario o auxiliar. En este momento, si bien no están abriendo al público, también hay muchos voluntarios trabajando, que siguen con los préstamos bajo todos los recaudos; y con otras actividades culturales y de servicio a su comunidad, porque hacen mucha tarea solidaria, es una noble tarea", agregó. En paralelo, señaló que del total de bibliotecas, hay un 50% al que todavía le falta más equipamiento en tecnología, aunque rescató que en departamentos alejados como Valle Fértil, Iglesia o Calingasta "están dotadas de todo y en red con Conabip. La verdad que son un ejemplo". Y dijo que se está trabajando desde Turismo y Cultura para crear una página que las nuclee y difunda sus actividades y servicios.