Si los haberes previsionales se hubieran ajustado en los últimos años sólo por el índice de inflación -tal como ahora busca hacer el Gobierno-, los montos que cobran los jubilados serían alrededor de un 20% más bajos que los actuales. La jubilación mínima, concretamente, estaría algo por debajo de los $ 6000, en lugar de los $ 7246 vigentes (en bruto).
La conclusión surge de calcular la actualización que habrían acumulado los haberes si se hubiera seguido el índice de inflación calculado por consultoras privadas y, en los años en que existió, el índice difundido por legisladores en el Congreso (entre 2007 y 2015, la intervención política del Indec por parte del gobierno kirchnerista destruyó la credibilidad de los datos oficiales).
El régimen de movilidad previsional rige desde el año 2009 y prevé el otorgamiento de dos recomposiciones al año: una en marzo y otra en septiembre. Desde entonces y contando ya 2017, el alza acumulada resultó de 1050%, mientras que el incremento de los precios (según las estimaciones mencionadas) llega a alrededor de 870%.
¿Por qué las subas fueron por arriba de la inflación? La fórmula vigente de movilidad contempla una serie de variables, entre las que están la evolución de los salarios de los trabajadores y el aumento de la recaudación de los recursos tributarios que, en parte, se destinan a la Anses para el pago de las jubilaciones (es dinero del IVA, Ganancias y otros tributos, que se complementa con el proveniente de aportes y contribuciones).
De esta manera, cuando la recaudación sube más que la inflación -por efecto del crecimiento económico y de factores como una mayor presión tributaria o menor evasión-, eso influye para que los haberes previsionales suban en mayor medida. Y lo mismo ocurre si los salarios de los trabajadores activos le ganan a la inflación.
Así, entre 2009 y 2017 hubo siete años en los que la suba de las jubilaciones fue superior a la de los precios (según una estimación del índice general) y hubo dos (2014 y 2016) en los que el ajuste de los ingresos quedó por debajo, con lo cual los jubilados no pudieron, en esos períodos, mantener su poder adquisitivo.
Si lo que se espera para los próximos años es un crecimiento económico y una suba real de los salarios de los trabajadores, entonces lo previsible es también que, con la aplicación de la fórmula actual, los haberes mejoren por arriba del índice de inflación, una variable de la que espera que vaya a la baja.
No se conoce aún la letra chica de la propuesta que hará el Poder Ejecutivo, pero si el ajuste jubilatorio quedara atado sólo a la inflación (sin que se aplique algún otro factor de corrección, algo que podría ocurrir), entonces los jubilados tendrán una suba menor respecto de la que podrían esperar en caso de no haber modificaciones al sistema actual.
Fuente: La Nación