Practicar sexo no es solo una actividad vinculada al plano del placer, ya que la frecuencia de esta actividad determina la buena o mala salud. La falta de actividad en esta área puede afectar a una persona de muchas formas, a nivel físico y emocional.
La actividad sexual activa el sistema inmunitario, disminuye la presión arterial y mejora la salud cardíaca.
Lo que sucede es que durante el coito, el cuerpo libera hormonas que ayudan a la relajación. La endorfina y oxitocina son dos de las hormonas que se "expulsan" en momentos de mucho placer. Además ayudan a combatir dolores y malestares físicos ya que funcionan como un analgésico.
Insomnio
La falta de sexo causa problemas para dormir y además provoca un descenso en la concentración, irritabilidad, fatiga, pérdida de reflejos y coordinación de movimientos como producto de un mal descanso.
Esto se debe a que durante el acto sexual se segrega oxitocina, una de las hormonas encargadas de aumentar la calidad del sueño. Por eso, la disminución de la frecuencia puede desencadenar esta problemática.
Migraña
Los neurólogos de la Universidad de Münster de Alemania realizaron un estudio en el que determinaron que la actividad sexual ayuda a eliminar el dolor de cabeza o las migrañas. Por eso, la falta de sexo puede favorecer este tipo de malestares.
Estrés
Los cambios de humor suelen ser uno de los indicadores más notorios. Altibajos en el carácter, aislamiento social y retraimiento suelen ser las señales más "obvias". Lo cierto es que aquel que se encuentra experimentando esta etapa difícilmente puede notar que está atravesando este momento.
Todas estas sensaciones generan estrés a nivel físico y emocional. Sin embargo, con el correr de los días y meses es posible que las emociones de índole negativa tales como el pesimismo y la irritabilidad se hagan cada vez más presentes.
Falta de brillo en la piel
Durante el acto sexual los poros de la piel se abren y van liberando impurezas, facilitando la eliminación de toxinas a través del sudor. La circulación sanguínea se activa y de esa forma hay una mayor "limpieza" de adentro hacia afuera.
Aislamiento
Dejar de relacionarse con el sexo opuesto en la "cama" de manera repentina o paulatina puede ocasionar aislamiento social. Esto se debe a que hay una baja en la producción de endorfinas, una de las sustancias encargadas de mantener el buen humor.
En casos extremos el individuo puede comenzar a experimentar soledad, depresión o ansiedad.