La definición de ahorro que más se escucha en distintos ámbitos económicos señala que es la acción que consiste en separar una parte de los ingresos que obtiene una persona o empresa, con el fin de guardarlo para su uso en el futuro. Pueden necesitarse y utilizarse en un gasto previsto o imprevisto, emergencia económica o una posible inversión, por lo que siempre los ahorros estarán ligados a la idea de prever algún hecho en el futuro para los que se necesita recursos genuinos.
La pandemia provocada por el Covid-19 es el ejemplo más cercano de lo importante que ha sido para varios sectores contar con ahorros que les están permitiendo soportar este prolongado período de cuarentena, en los que los ingresos disminuyeron considerablemente o, en algunos casos, desaparecieron sin ninguna alternativa para la gente.
La costumbre de ahorrar proviene desde tiempos antiguos, en que ya se manejaba esta actividad. Por ejemplo en Egipto y China se guardaban frutos de las cosechas obtenidas en forma de ahorrar ese bien material a futuro. En 1462 se fundó la primera organización del ahorro, para cuidar a los integrantes del robo parcial o total, época en la que también se comenzaron a crear los Bancos para atender este requerimiento.
En diferentes épocas, en la Argentina, se inculcó la cultura del ahorro. Una de las más recordadas fue cuando se creó la "Libreta de la Caja Nacional de Ahorro Postal" en la que, principalmente, los alumnos pegaban estampillas que compraban por un valor que representaba un ahorro en su consumo diario. Junto a esta acción se impartían pautas para inculcar el hábito del ahorro entre los escolares. El oscuro destino de esos fondos haría que posteriormente varias generaciones de alumnos descreyeran de este sistema de ahorro, al no haber podido recuperar el dinero depositado. En relación a este episodio, es de fundamental importancia que junto a la enseñanza del valor del ahorro, se informe a los pequeños y grandes ahorristas sobre lo necesario que es para una comunidad generar ahorros que le permitan estar en condiciones de afrontar cualquier imprevisto o disponer de recursos para encarar alguna obra o acción emprendedora.
Para lograr la cultura del ahorro hay que contar con ciudadanos bien informados y capaces de discernir entre la conveniencia de una u otra forma de ahorrar. Existen numerosas variables para depositar ahorros y no todas tienen que pasar por las entidades bancarias o los conocidos plazos fijos. Hay una gran cantidad de alternativas para invertir, que deberían ser informadas para que la gente sepa a dónde dirigir sus capitales para que le den ganancias dentro de una acción de genuino ahorro.
