Los enfrentamientos entre las fuerzas separatistas armenias de Nagorno Karabaj -apoyadas por Armenia- y el Ejército azerbaiyano continuaban sin tregua hoy, después de una jornada marcada por bombardeos en zonas urbanas que dejaron víctimas civiles y por los que ambas partes se acusaron mutuamente.

El Ministerio de Relaciones Exteriores de la república separatista de Nagorno Karabaj, territorio bajo el control de fuerzas armenias desde el final de una guerra con Azerbaiyán, en 1994, dijo que su capital, Stepanakert, con 50.000 habitantes, fue blanco de "intensos disparos de cohetes" por la mañana.

Ayer, a ambos lados del frente, el fuego de artillería alcanzó ciudades de Nagorno Karabaj y también de Azerbaiyán, principalmente Ganya -la segunda ciudad del país a 60 kilómetros de la línea de frente-, así como Beylagan.

"Las fuerzas armadas armenias están atacando con misiles y cohetes las zonas densamente pobladas de Ganya, Barda, Beylagan y otras ciudades de Azerbaiyán. Barbarie y vandalismo", denunció en Twitter el asesor presidencial de Azerbaiyán, Hikmet Hajiyev.

Hajiyev, agregó un video a su mensaje, supuestamente grabado en el mercado central de Ganya y denunció un ataque "cuyo objetivo es causar víctimas civiles".

Según los balances oficiales, los bombardeos de ayer -principalmente con cohetes-, mataron a cuatro personas en Nagorno Karabaj y a cinco personas en Azerbaiyán, donde también hubo numerosos heridos, según informó la agencia de noticias AFP.

Tal como viene ocurriendo desde la reanudación del conflicto, el 27 de septiembre, ambos bandos volvieron a acusarse mutuamente de atacar deliberadamente a los civiles y difundieron imágenes de casas destruidas o de misiles sin explotar en las fachadas.

Anoche y ante la violencia de los bombardeos en zonas habitadas, Rusia -la potencia regional sobre este ex espacio soviético, que apoyó a Armenia en la guerra de los 90, expresó su preocupación a través de su canciller, Serguei Lavrov.

Habló con su homólogo armenio por "el aumento del número de víctimas entre la población civil" y reiteró el llamado de Rusia a "un alto el fuego lo antes posible".

Lavrov dijo además que el grupo mediador en el conflicto de Karabaj, integrado por Francia, Rusia y Estados Unidos estaba preparando una nueva declaración y "medidas concretas para evitar que se derrame sangre".

En tanto, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) también condenó los "bombardeos indiscriminados" contra cientos de hogares e infraestructuras clave como hospitales y escuelas.

En el noveno día de combates, los separatistas, apoyados política y militarmente por Armenia, y los azerbaiyanos desoyeron los llamados de tregua expresados por la mayor parte de la comunidad internacional.

La región de Nagorno Karabaj, poblada principalmente por armenios, declaró su secesión de Azerbaiyán después de la caída de la Unión Soviética, lo que llevó a una guerra a principios de los años 1990 que se cobró 30.000 vidas.

El frente está virtualmente congelado desde entonces, a pesar de enfrentamientos regulares.

Ambas partes se culpan mutuamente de la reanudación reciente de las hostilidades, en una de las crisis más graves, si no la más, desde el alto el fuego de 1994, que hace temer una guerra abierta entre estos dos países de la antigua Unión Soviética.

Azerbaiyán reivindica varios éxitos militares sobre el terreno, incluyendo la toma de varias ciudades y pueblos, pero el lado armenio rechaza estas afirmaciones y también muestra su determinación.

El balance de muertos –todavía muy parcial, ya que Azerbaiyán no comunica sus pérdidas militares– asciende a 264 personas: 221 combatientes separatistas, 18 civiles de Karabaj y 25 civiles azerbaiyanos.

Pero cada lado afirma haber matado a entre 2.000 y 3.000 soldados enemigos.

La escalada del conflicto podría tener consecuencias impredecibles porque hay varias potencias con intereses en la región: Rusia, el árbitro regional tradicional, Turquía, aliada con Azerbaiyán, e Irán.