Se le nota la cara de felicidad. Está pleno. Tranquilo. Con la alegría propia de concretar el
objetivo. Es el único que conoce la satisfacción de haber salido campeón como jugador y también como técnico en la Selección argentina de hockey sobre patines. José Luis Páez, el “Negro Páez” para todo el mundo. El día después del título mundial logrado en San Juan y sus reflexiones…

– ¿Demasiada ansiedad en estos últimos días?

– La lógica, pero siempre con el convencimiento de lograr lo que nos propusimos. Siempre
confié en la ayuda de Dios. En la de San Expedito. En la Virgen de Luján. En la Difunta Correa.
Y en quienes ya no están con nosotros. Por eso cuando terminó todo miré al cielo y les agradecí. A mis abuelitos Elba, el Pelao y a Isabel; al “Sopadita” Pablo, el “Cabezón” Rodríguez, el “Pato” Roldán y Saúl Saidel. Todos nos apoyaron desde el cielo.

– ¿Difícil ganar este título mundial?

– Siempre es difícil. Tuvimos un inconveniente: La ansiedad. Eso nos jugó en contra. Además
no tuvimos el tiempo deseado en la previa para entrenar. El piso donde lo hicimos no era el
ideal. Después nos fuimos acomodando. En lo táctico, en Barcelona (2019) formé dos equipos distintos, uno explosivo y el otro más pensante. Acá no estuvo “Nalo” García y formamos un solo equipo con cambios.

Gracias especiales a “Coqui” Chica y al gobernador Sergio Uñac. Hacen mucho por el
deporte y eso es vital

¿Cuál fue el momento cumbre para vos en este Mundial?

– Cuando Ezequiel (Mena) hizo el cuarto gol en la final. Éramos los campeones del mundo. Salté, grité, le pegué una patada no sé a qué y me terminé abrazando con Carlos (Nicolía). Lo habíamos logrado y era el premio a tanto esfuerzo. Entré a la cancha y le agradecí a los jugadores. Con un abrazo a uno por uno. Hay que entender que los técnicos somos pasantes y que los jugadores quedan. Los jugadores hacen campeones a los DT, no al revés. Ellos muestran la humildad, la confianza y la voluntad para hacer lo que les dice el técnico.

– ¿Sentís algo especial por ser el único que ganó un Mundial como técnico y como jugador?

– Yo sigo siendo el mismo. No pretendo ser el mejor. Ayer estaba en las nubes, hoy estoy con
los pies en la tierra. Hoy (por ayer) sólo quería volver a los entrenamientos con los niños
en Concepción. Me hacen reír, sentirme papá. La misma paternidad que siento con este grupo de jugadores en la Selección. Lo dijo “Mati” Pascual: primero encontramos amigos, después compañeros y más tarde hermanos y una familia. Por eso digo que somos campeones mundiales por la verdadera unión de una familia.

– ¿Se darán cambios pensando en el próximo Mundial en Italia en el 2024?

– Hay que pensar en una renovación. Ya no están “Nalo” García ni mi hermano David. Tampoco estará Nicolía, que dijo que se retira de la Selección. El resto tiene para seguir. Ya están en el grupo Ezequiel Mena, Facundo Bridge, Danilo Rampulla y Matías Bridge, que son los más jóvenes. Siempre hay que renovar.

Los jugadores tuvieron contención con sus esposas. A mí me faltaron mis hijas
pero ellas apoyaron a la distancia

– ¿Y vos? ¿Vas a seguir?

– Nadie sabe nada. No tenemos un contrato firmado. Será a decisión del Comité Nacional de
Hockey. No cumplieron con lo prometido al día de hoy. Yo estoy porque el hockey es mi pasión. El sueño cumplido gracias a los jugadores. Y no sé si seguirá de igual forma.

– ¿Fue una revancha ganarle la final a Portugal?

– No, sólo fue algo especial. Nunca tuve miedo de perder. Confié siempre en los jugadores. Sabía que el enemigo número uno éramos nosotros mismos. Con Chile nos pasamos de rosca pero recapacitamos y ganamos. Con España fue un vale todo y supimos llevarlos al límite en el juego. Y en la final nos complicaron las ansias pero lo superamos. Tuvimos hambre de ganar el título.