En el Ministerio que dirige Felipe De los Ríos estaban convencidos de que los gremios docentes iban a aceptar la última oferta de incremento de sueldos que les hizo el Ejecutivo. Pero no. Por amplia mayoría los mandatos de los delegados gremiales indicaron el rechazo, a pesar de que los propios líderes sindicales le habían dicho al Gobierno en la última reunión que la oferta era muy buena. ¿Qué pasó en el medio? A lo lejos se nota que hay razones políticas que metieron la cola: primero que nada, CTERA está presionando a las delegaciones provinciales a no acordar antes de que se resuelva la pela Baradel-Vidal en la provincia de Buenos Aires. Y segundo, los líderes sindicales, como todo referente político, tienen internas. En definitiva, la relación por ahora está empantanada, y nadie se anima a ponerle fecha de finalización. Por ahora, los maestros ya perdieron dos días de trabajo de marzo y el incremento desde ese mes, que ya está liquidado igual que febrero. 

¿Cómo es la oferta? La última consistió en un aumento del 22 por ciento en el valor índice a pagar en dos veces, 14 por ciento desde marzo y 8 a partir de septiembre, más un incremento en el Estado Docente (A56) para elevarlo a 1.650 pesos. Además el fondo compensador, hoy en 1.450 pesos, se mantendría en el mismo valor pero con plata aportada por la provincia ya que la Nación no quiere seguir pagando. El 40 por ciento del fondo compensador pasaría a ser parte del recibo de sueldo, plata que también aportaría la provincia. Pero eso no es todo, ya que desde el Ejecutivo sostienen que el ofrecimiento de la Provincia tiene piso pero no tiene techo porque en la propuesta se incluyó la cláusula gatillo, lo que implica que cada vez que la inflación supere el 22 por ciento, aumentará en el mismo porcentaje el valor índice y de manera inmediata. Todo ese paquete, según los gremios, representaría un incremento del 24 por ciento en total y, según las autoridades del Ejecutivo, implicaría una suba por encima del 70 por ciento en el sueldo inicial respecto a lo que venían cobrando en enero del 2016. 

En el Gobierno aseguran que es una de las mejores ofertas del país, ya que Salta llegó al 16 por ciento, Capital Federal, Mendoza, La Rioja y Misiones ofrecieron un aumento del 17 por ciento en varios tramos; Entre Ríos, un 18 por ciento y Tucumán acordó una suba muy parecida a la de San Juan, un 23 por ciento. Y analizan incluso la evolución del salario docente: en enero del 2016 el sueldo de bolsillo para un cargo testigo estaba en 5.604 pesos y, si se acepta lo ofrecido por las autoridades locales del 22 por ciento, se elevaría en septiembre a 9.672 pesos, lo que implica un aumento del 72 por ciento global.  

Felipe De los Ríos y Roberto Gattoni, a cargo de Educación y Hacienda respectivamente, se toman de los pelos al hablar del tema. Interpretan que los gremios no bajaron como corresponde la oferta y que por ello hubo tanta adhesión al rechazo. Por ahora y en estricto of, en el Gobierno aseguran que no se van a mover de la última propuesta, porque, dicen, no pueden hacerlo. Y los gremios aseguran que no pueden desoír lo que han respondido las bases. ¿Entonces? Se dice que mañana mismo los líderes sindicales empezarán una campaña de información para bajar correctamente la propuesta a las escuelas y de ahí lograr una nueva reunión con el Gobierno, aunque todo está sujeto a cambios. En la última reunión fueron dispuestos a que el Gobierno les diera alguna herramienta para volver a sentarse con los afilados, pero en el Ejecutivo se plantaron y los dejaron sin posibilidades. 

Para colmo se ven presionados por CTERA que está siendo muy inflexible con sus filiales en las provincias. Y, como si todo eso fuera poco, tienen internas en cada gremio. Hubo ya manifestaciones de los denominados docentes autoconvocados, que piden el 35 por ciento de incremento, lo que no es serio. Son exafiliados a UDAP que no reconocen el comando de Graciela López y que están dispuestos a llegar hasta las últimas consecuencias. En el Gobierno no dieron nombres, pero le apuntan a un director al que le quitaron algunos beneficios que la gestión anterior le había otorgado. Tampoco hay que olvidarse del contexto en el que se vive: los mercantiles han cerrado un incremento del 20 por ciento y los mineros del 28 por ciento. Los empleados de comercio son uno de los gremios más importantes del país, y aunque los mineros cerraron alto, siempre fueron los que mejor arreglaron. Cuándo el resto arregló por un 34, ellos pactaron un 40 por ciento de incremento o más. Las diferencias siempre son altas en ese rubro. Esta vez acordaron por bastante menos del 30 por ciento, lo que debería ser también un síntoma para el resto. En la provincia de Buenos Aires, algunos intendentes cerraron por el 25 por ciento, pero solamente para complicar la paritaria de María Eugenia Vidal con los docentes, nada más. Y no hay que olvidar que en San Juan entre todos los incrementos que ofrece el Gobierno a los maestros, más o menos se llega al 24 o 25 por ciento de aumento. Y lo que más desubica al Gobierno es la famosa cláusula gatillo, esa que ordena que cada vez que la inflación supere el 22 por ciento, el Gobierno deberá aumentar los sueldos en igual porcentaje que el excedente. 

El de los docentes es el primer problema sindical serio que enfrenta la gestión de Sergio Uñac, veremos cómo la llevan adelante. No hay nada más impopular que un paro de maestros.