SpaceX concretó el primer vuelo de prueba suborbital de Starship SN8, un prototipo de la nave que prevé utilizar en futuras misiones tripuladas con destino a la Luna y Marte. El lanzamiento culminó con una impresionante explosión en el aterrizaje, aunque la compañía que dirige Elon Musk celebró el éxito de la misión.

La nave ascendió unos 12 kilómetros, sin tripulación. El cohete destruido era un modelo de casi 50 metros de largo que idealmente también transportará hasta 100 toneladas de carga al espacio.

Ascenso exitoso, cambio a los tanques de cabecera y control preciso de los flaps en el punto de aterrizaje (…) La presión del tanque de combustible fue baja durante el aterrizaje, causando que la velocidad sea alta, ¡pero obtuvimos todos los datos que necesitábamos! Felicitaciones al equipo SpaceX”, tuiteó Musk luego de la explosión.


La prueba se realizó en el condado de Cameron, en Texas, Estados Unidos, donde SpaceX tiene sus instalaciones.


Según explicaron desde la compañía espacial privada, el vuelo suborbital se ideó para probar cómo funcionan los tres motores Raptor de Starship y las capacidades aerodinámicas de la nave, entre otros objetivos. Prototipos anteriores (SN5 y SN6) tenían un único motor de esa misma especie. En esta prueba, SN8 rebasó la altura que alcanzaron los diseños anteriores, que no superaron los 150 metros en lanzamientos realizados en agosto y septiembre, respectivamente.

Unas horas antes del ascenso y explosión de SN8, SpaceX había cancelado el lanzamiento cuando faltaba apenas 1 segundo para el despegue. La empresa espacial privada dio cuenta de su fallido plan con un escueto mensaje en Twitter. La cuenta regresiva se congeló a pocas milésimas del lanzamiento, cuando el humo blanco ya brotaba de los motores.