Dormida. Desde que ingresó al hospital, María de los Ángeles está sedada. Sus familiares están preocupados por su estado y pidieron que la Justicia se encargue de su agresora.

 

Una mujer de 31 años quedó internada en Terapia Intensiva del Hospital Rawson a raíz de una grave lesión que sufrió en una pelea con una cuñada, en la casa que ambas comparten en Alto de Sierra, Santa Lucía. 

La víctima se llama María de los Ángeles Quilpatay y es madre de 6 chicos (de 16, 13, 11, 9, 5 y 2 años). Según denunció una hermana y una hija suya, la otra mujer literalmente la levantó y la revoleó contra una pared, donde se golpeó muy fuerte la cabeza. Los médicos constataron que sufrió un edema cerebral y por eso estaba muy grave, dijeron.

En la Policía confirmaron esa versión y señalaron que la acusada (no quisieron confirmar su identidad) fue citada a que se presente con un abogado. "Tiene 29 años y es gorda, grandota. En cambio mi hermana es flaquita, menudita. Y además desde que se separó quedó muy débil", dijo Silvana, hermana de la herida (también es cuñada de la otra mujer).

Según su relato, la pelea fue "por problemas familiares, chusmeríos. Esa mujer es muy violenta… no sabe hablar; ahí nomás se va a los golpes". Además, señaló que la relación siempre fue tensa, pero que los ánimos se caldearon como nunca la semana anterior, cuando Quilpatay tuvo un cruce con una hermana de su cuñada. Aquella vez no pasó a mayores, pero en esta ocasión, el sábado por la noche, todo pudo terminar de la peor manera. 

La pelea empezó en el frente de la casa (ubicada sobre calle 12 de Octubre, en Alto de Sierra) y terminó cuando Quilpatay quedó inconsciente en el piso. "La agarró de los pelos, la levantó y la tiró contra la pared de la casa del vecino. Fue un golpe seco. Se le hinchó la cabeza. Primero se pudo parar, pero después cayó y empezó a convulsionar, se le iban los ojos, la lengua para atrás, no paraba…", comentaron los familiares de la víctima.

La relación entre la agredida y su cuñada (viven en la misma casa) siempre fue tensa.

Esa noche llamaron a una ambulancia y Quilpatay recibió asistencia médica en el lugar, pero les dijeron que iba a mejorar. Sin embargo, el domingo por la tarde volvió a convulsionar y ahí sí decidieron derivarla al Hospital Rawson, donde confirmaron un cuadro poco alentador.

Ayer permanecía dormida, sedada y en grave estado. "Estamos preocupadas por ella porque está muy mal. Y la otra anda lo más bien mientras mi mamá está acá internada. Da bronca, es injusto", disparó la hija mayor de la mujer. En la Policía esperan que despierte para que puedan tomarle declaración y definir el futuro de su agresora.