Suministrar agua hervida por 10 minutos o agua mineral; leche con edulcorante o agua de arroz, verduras cocidas, frutas peladas y en compota, bifes a la plancha, gelatina. Y volver si persistía el vómito o si la diarrea se prolongaba más de 5 días o degeneraba en un sangrado. Según Mauricio Vallecillo, esas consignas impresas en un papel le dio el médico Aníbal Sastre alrededor de las 15,15 del pasado 5 de enero, luego de esperar más de una hora para que atendieran en el hospital Federico Cantoni de Pocito a su pequeño Hugo Constantine (4 años), afectado de un preocupante cuadro de diarrea, vómitos y fiebre. Aquel caluroso y nefasto día -explicó- el profesional revisó la garganta del menor, ordenó a una enfermera aplicar medicamentos para bajar la fiebre y controlar el vómito, y al cabo de 2 minutos lo despachó a su casa. De regreso, la complicación pareció entrar en una meseta, pero en la madrugada del 7 de enero el niño sufrió una descompensación de la que no fue posible recuperarlo. De apuro, aquella madrugada Mauricio y la madre del pequeño salieron a pedir ayuda a la calle (en inmediaciones de Agustín Gómez y Ruta 40, Rawson) hasta que pasó una enfermera, intentó reanimar al nene y facilitó su auto para trasladarlo al centro de Salud René Favaloro. Pero no hubo caso.

Cuando la investigación se abrió para establecer si el médico que atendió al niño pudo haber contribuido a su muerte por impericia, negligencia, imprudencia o no cumplir sus deberes como profesional, se concluyó que había actuado correctamente y el caso pasó al archivo.

Reclamo. Mauricio Vallecillo está convencido de que hubo una mala praxis médica y que por eso murió su hijo Hugo Constantine.

 

El argumento del fiscal coordinador de la UFI de Delitos Especiales, Adrián Riveros, para tomar esa decisión, fueron pruebas médicas: como la de la autopsia en la que se concluyó que el niño llevaba tres días con una infección intestinal. Y la de otro profesional que, además, determinó que el nene presentaba otras dos enfermedades de arrastre o preexistentes que suelen manifestarse sin síntomas: ‘neumonía intertisial linfocitaria’ (enfermedad que afectaba sus pulmones) y ‘miocarditis linfocitaria leve con compromiso del ventrículo derecho’ de su corazón.

En ambos informes, además, los médicos dijeron que Sastre había actuado de acuerdo a lo que recomendaba la situación. Por todo eso el fiscal Riveros pasó el caso al archivo (no significa que se cierre definitivamente) y cuando Vallecillo reclamó, el otro fiscal coordinador, Iván Grassi, llegó a la misma conclusión que su colega y todo se archivó.

Vallecillo, sin embargo, está convencido de que las cosas no se hicieron bien, que el médico Sastre por precaución debió internar a su hijo o tomar otras precauciones hasta constatar el verdadero origen de los problemas de salud del niño. Y ahora pedirá que el caso sea desarchivado: ‘Estoy esperando el informe de un médico de Córdoba en el que se demuestra que hubo negligencia, porque acá hubo una mala praxis’, dijo Vallecillo, aún indignado.

Además de la reapertura del caso, pedirá que intervenga otro fiscal.