Mientras Mozart trabajaba en "Las Bodas de Fígaro" KV 492 aceptó una comisión para una "Comedia con música" en un solo acto que resultó ser "El empresario" KV 486. Se representó en 1782 en el Palacio de Schonbrunn. El argumento presenta a Franck, empresario teatral que quiere formar un equipo para óperas. La obertura pose el mismo espíritu chispeante de su casi contemporánea "Fígaro". En enero de 1791 presentó su último concierto para piano KV 595 para una serie de conciertos organizados por el famoso clarinetista Josef Beer (1744-1812). En ése su último año de vida experimentó un resurgimiento vital con sus tres mayores sinfonías y dos óperas.

Este Concierto Nº 27 comienza con una melodía "cantabile" -en Mozart todo es "cantabile"- en este Allegro de una orquesta que acompaña casi como "acunando". El piano inicia su melodía y el acompañamiento de las cuerdas o los vientos sigue siendo suave. Larguetto: El piano inicia aún más suave invitando a la orquesta. Es casi una "oración" y aún más que el Allegro, "música de cuna". Si en "El Empresario", Franck mencionaba el peligro de que en el mundo artístico pudiera haber muchos celos, creo que la mejor prueba de la delicadeza de la solista Cristina Filoso está en que tantos miembros de la orquesta dijeran: "es que toca muy bien"; y especialmente en este larguetto entregó a un Mozart maravillosamente dulce.

El Allegro final, que es siempre un Rondó, es como un juego de niños. Un librero -Ignaz Alberti- le había comisionado música para una colección de cantos infantiles; los primeros dos se refieren a la llegada de la Primavera, "Anhelo por la primavera" KV 596, que comienza "Ven querido Mayo". Y esa melodía es la que aparece en este Allegro final. Esos últimos meses eran como una primavera final en su vida creativa y curiosamente la calle donde estrenó su concierto se llamaba: "Himmelpfort" (Puerta del Cielo). Se preparaba para un Paraíso bien merecido. El nombre "Luis" deriva del antiguo alemán "Chlodovech", compuesto de "Hloda" de la raíz "Hlu" (escuchar) y "Viga" (lucha). Sería algo así como "Fuerte para oír" o "el que lucha por oír" y es una paradoja que justamente Beethoven compusiera tantas obras maravillosas habiendo luchado con todo tipo de inútiles aparatejos para finalmente quedar sordo. Pero cuando compuso su 4º sinfonía en 1806 todavía podía oir. La dedicó al Conde Franz Von Oppersdorf. Como esta sinfonía considerada como más "clásica" y "haydiana" está flanqueada por la poderosa 3º (Heroica) y la rítmica 5º, Schumann gustaba llamarla "una grácil jovencita griega entre dos gigantes nórdicos". Muchos han observado que las sinfonías "pares" son más líricas que las impares que parecen más apreciadas por el público.

En ésta 4º el inicio Adagio es bien lento (un elemento típico "haydiano") y la armonía está casi inmóvil, o más bien como buscando una luz en la oscuridad. Y ese efecto de movimiento suspendido lo subraya el pianissimo que se mantiene con cierto suspenso, casi con "pasitos" lentos para volver al inicio y transformarse en un Allegro Vivace. Michael Steinberg comenta que a Beethoven le gusta llegar a la armonía que uno espera, pero lo hace un poquito antes de lo que se espera. Las síncopas y los "fortissimo" y "pianissimo" nos van adelantando a otra sinfonía "par"; la 6º "Pastoral". Adagio: Es un canto, pero precedido por un "tic-tac" de los segundos violines que permanece algo disimulado en toda la melodía y los diversos instrumentos. Allegro vivace: Es un Scherzo lleno de energía que al llegar al Trío introduce a un diálogo con respuestas de los violines que parecen preguntas caprichosamente infantiles: "¿por qué?", para volver al inicio terminando con un llamado del corno que recuerda a la "Heroica".

Allegro ma non troppo: También por este final jocoso lleno de semicorcheas se nota otro aspecto "haydiano". Félix Mendelssohn (1809-1847) gozó de una educación privilegiada. Músico, compositor, escritor, poeta y pintor, como su hermana Habían leido a Shakespeare y ella decía: "nos hemos criado con el Sueño de una noche de verano". En 1826 a los 17 años escribe la Obertura, la más perfecta descripción de lo mágico. Era sólo una Obertura Op 21, pero más adelante en 1843 recibió una comisión del rey de Prusia y le agregó otros 9 trozos para convertirla en "Música de escena". Op 61; incluyendo parte coral, y a pesar de que para entonces se dedicaba más a formas neo-clásicas, pudo volver a sumergirse en el mundo de hadas y los duendes.

La "Marcha Nupcial" es la más conocida; basta haber asistido a algún casamiento; aunque dudo que allí suene como con nuestra orquesta y el Maestro Guillermo Scarabino, quien al terminar el último ensayo, agradeció a los músicos mencionando que el trabajo juntos había sido un "regalo"; regalo que nos hicieron a todos el viernes