Los últimos 11 años de su vida transcurrieron entre maltratos, amenazas y persecución. Pero, sobre todo, con el miedo de convertirse en un caso más de femicidio. Se trata de María del Valle Sirena, una maestra jardinera de 34 años y madre de dos varones, que por más de una década fue víctima de violencia de género. Tras varias denuncias contra su expareja, Diego Uñates, logró que la Justicia lo detenga y lo obligue a usar una pulsera electrónica para controlar que no se vuelva acercar a ella. La usará mientras tenga arresto domiciliario y continúe el proceso judicial. Será el primer hombre en la provincia, acusado de este delito, en usar este tipo de dispositivo. La medida inédita llegó luego de que Uñates violara la orden de restricción perimetral y volviera a hostigar a la mujer.
Pasaron los años, pero el maltrato y hostigamiento continuaron. A principios de mes, María del Valle recibió una noticia que intensificó su miedo. Le avisaron que el Jardín de Infantes en el que trabajaba apareció empapelado con afiches que tenían su foto en primer plano, su nombre completo y una leyenda que decía "Abusadora y violenta". En ellos se la denunciaba como abusadora sexual de sus alumnos. Tras este nuevo hecho de violencia contra su persona, María del Valle volvió a recordar cada angustia vivida desde hace 11 años. "En el 2007 me fui a vivir con Diego y su maltrato comenzó junto con la convivencia. Lo primero que hizo fue obligarme a que dejara de trabajar y que me alejara de mi familia y amigos para que no se me ocurriera pedir ayuda. Pensé que cuando quedé embarazada todo iba a cambiar, pero no fue así. Mis dos hijos nacieron con 8 meses de gestación debido al miedo y angustia que viví durante ambos embarazos", dijo la mujer.
"Se llevó a mis hijos y me dijo que no los volvería a ver y eso me dolió más que un golpe".
MARÍA DEL VALLE SIRENA Víctima de violencia de género.
Por años, María del Valle sufrió abandono y maltrato psicológico. Diego, su expareja y conocido personaje en el ambiente nocturno, la dejaba sola por las noches para salir a divertirse con sus amigos. Regresaba al otro día y con "la agresividad a flor de piel". "Le servía la comida y decía que no le gustaba y entonces me la tiraba por la cabeza. Además todo el tiempo me repetía que era fea e inútil y que ni siquiera sabía hablar. Me traumé y quedé tartamuda", dijo la mujer.
Con el paso del tiempo el maltrato psicológico pasó a violencia física. Una madrugada del 2009 María del Valle recibió el primer golpe de parte de Uñates. Ese momento marcó el comienzo de una nueva vida, aunque no mejor que la anterior. "Esa noche sentí mucho miedo y decidí separarme de él. Pero empezó el calvario. Me perseguía, me amenazaba y comenzó a ser un peligro para mis hijos. Él se los llevaba para estar con ellos, cosa a la que nunca me opuse, pero comenzó a maltratarlos. Se drogaba frente a ellos, les sumergía la cabeza debajo del agua o los descuidaba por completo. Al mayor lo dejó olvidado en el gimnasio y el menor se pegó toda la boca con el pegamento que él había dejado en la mesa. Ahí me opuse a que los viera y se volvió más loco. Me tuve que esconder para que no nos encontrara. La Justicia le puso la perimetral, pero ni eso lo detuvo. Espero que con la pulsera electrónica se mantenga lejos de nosotros", dijo la mujer.
"Gracias a Dios que me pegó porque ahí me di cuenta de lo peligroso que era".
MARÍA DEL VALLE SIRENA Víctima de violencia de género
Tras la violación de la medida de restricción y por amenazas y acoso contra su expareja, Diego Uñates quedó detenido en el Penal de Chimbas. A raíz de esto, la Justicia determinó que deberá usar una pulsera electrónica para evitar que se acerque a su exmujer, y a sus hijos. Será mientras mantenga arresto domiciliario y se defina su situación judicial. En este marco, Emilio Baistrocchi, ministro de Gobierno, dijo que será el primer hombre, acusado de violencia de género, en portar este dispositivo electrónico. También aclaró que a la mujer víctima del maltrato no se le dará un botón antipánico, según trascendió por algunas versiones. "En cuanto al botón antipánico, a lo mejor la Justicia haya pedido uno, pero no contamos con este tipo de dispositivo por lo que no se podrá concretar esta petición", dijo el funcionario.
Por su parte, Adriana Ginestar, de la Dirección de la Mujer, dijo que el uso de una pulsera electrónica representa un avance en las políticas para frenar la violencia de género.