En todas las elecciones el calendario es algo determinante. Los dirigentes de los frentes y partidos empiezan a mirar al menos un año antes las probables fechas para ir acomodando posicionamientos, alianza, anuncios, intensidad o no en los medios de comunicación y, desde hace algún tiempo, también la exposición en redes sociales. Para la contienda del año que viene, que asoma como determinante en varios aspectos, los tiempos parecen haberse adelantado. Por más que los referentes de cualquier agrupación o frente se esmeren en parecer públicamente ajenos al trabajo electoral, todos sabemos que la elaboración de esas estrategias ocupa más horas de las que imaginamos en el día de los dirigentes. Con el adelantamiento de las elecciones provinciales como hecho consumado, el calendario se convierte en algo mucho más determinante que en otros años. Es que el gobernador Sergio Uñac, según aseguran en su entorno, no descarta complicarle la vida a la oposición y superponer el calendario electoral provincial con el nacional. ¿Cómo sería? Que en San Juan votemos cargos provinciales días después del vencimiento del plazo para la presentación de candidaturas nacionales, allá por junio de 2023. Uñac está observando que se dilatan acuerdos básicos por la judicialización de la política y, a modo de herramienta de negociación, está dejando trascender que si siguen estirando los tiempos, puede pasar cualquier cosa. ¿Cuál sería el efecto de esa decisión en Juntos por el Cambio, el principal frente opositor? Obligarlos a elegir entre candidaturas provinciales o nacionales. La estrategia macrista de apostar a la provincial y también a la nacional, por las dudas y como ya hicieron en otras elecciones, quedaría muy expuesta y sujeta a cuestionamientos sociales. Y habría que revisar también la legalidad. No se le puede vender a la gente que Marcelo Orrego o Fabián Martín son buenos para gobernar la provincia o una intendencia, y que también lo son para representar a San Juan en la Cámara de Diputados de la Nación y el Senado, con una semana de diferencia, por citar un burdo ejemplo nada más. Las elecciones nacionales serán en agosto (PASO) y octubre (General) del año que viene. Si Uñac mete la provincial para junio, aún habrá dos meses para separarse de las metidas de pata del Frente de Todos nacional, el principal motivo para diferir el calendario sanjuanino del nacional. Es decir, es una maniobra posible en todo aspecto. 

Pero para eso tienen que pasar muchas cosas antes. Primero hay que modificar la norma que establece plazos mínimos para modificar el Código Electoral. A su vez, para que se pueda avanzar en esa acción, hace falta mayoría especial en la Cámara de Diputados, cosa que nadie tiene hoy. Es decir, hay que acordar antes de meter cualquier proyecto. En ese tren, según se conoció esta semana, las conversaciones con el bloque Lealtad Justicialista se frenaron por una intervención quirúrgica de cierta complejidad que sufrió el diputado nacional Juan Carlos Gioja, el vocero entre ese sector y los orgánicos del PJ sanjuanino. Parece que Juan Carlos volverá al ruedo la semana que viene y eso, según fuentes de ambos bandos, destrabaría un poco las charlas, aunque no todo lo que el uñaquismo pretende. Al giojismo no le debería importar la fecha de elecciones, ya que Lealtad no tendría mismos nombres para distintos cargos y sus posibilidades electorales están atadas proporcionalmente a la necesidad del uñaquismo de hacer cambios legislativos.

Nancy Avelín.

En Cambio, para Juntos, las fechas lo son casi todo y hay ejemplos concretos. Fabián Martín mide bien en Rivadavia, pero poco fuera de ese departamento. Si hay Lemas (o como quiera que se llame) Martín deberá fabricar candidatos para hacerle fuerza al peronismo, que pondrá todo (lo poco) que tiene en ese distrito con tal de sumar. El intendente podría sufrir una estampida oficialista de varios candidatos, lo que dispersaría votos y convertiría una contienda medianamente segura para él en una ruleta rusa. Con Lemas (o su reemplazo), vale la pena recordar, las listas se suman y vence el frente con mayor caudal de apoyo. Puede pasar que un candidato obtenga más votos que cualquiera de los rivales de otros frentes y del propio, pero que no llegue a la intendencia, justamente porque en la suma del Lema quedó atrás. Si eso pasa, gana el candidato del frente con mayor apoyo global, aunque haya obtenido menos sufragios de manera individual. De todas formas, dicen, habrá algunos retoques y el nuevo sistema no será exactamente así, pero todavía no hay precisiones. El rivadaviense deberá optar por potenciar a alguno de sus candidatos (o a todos a la vez dependiendo de cómo termine el menjunje electoral) pero jugándose por Rivadavia. Difícilmente pueda ser, por ejemplo, candidato a Vicegobernador de Orrego y centrarse sólo en su departamento, que lo necesitará muy presente por su fuerte arrastre. Además de esa ya casi segura complicación, si Uñac superpone fechas Martín tendrá que anotarse primero como candidato diputado provincial o ¿Vicegobernador?, a los pocos días como diputado nacional, y una (o dos) semanas más tarde deberá competir en la provincial como candidato a diputado departamental. Es un fuerte desgaste público con distinto disfraz y pocos días de diferencia. Es, al menos, un inconveniente discursivo atado a seguros cuestionamientos éticos que vendrán del oficialismo y, si no hay acuerdo, del resto de los frentes como Consenso Ischigualasto, donde están relojeando la maniobra para salir con los tapones de punta. Y una más para el rivadaviense: hay que ver si el bloquismo presenta candidatos por fuera del Frente. No mide mal Luis Rueda, dicen. De todas formas, hay elementos que al oficialismo de ese departamento le hacen mal: la propia interna, los muchos candidatos sin votos y, se supone, la mala onda con el peronismo en general. Será interesante esa elección. 

El otro drama lo tiene Orrego, quien termina su mandato el año que viene y sí o sí tiene que renovar su banca, ir por una senaduría o competir por la provincia. Si Uñac mezcla los calendarios electorales, todas esas posibilidades estarán juntas y Orrego se convertirá en candidato a todo. No quiere decir que la gente no los vaya apoyar, quiere decir que será un problema más. Quizás lo resuelvan, o quizás no, pero deberán invertir tiempo e imagen en ello.

Incluso todavía falta analizar las pretensiones nacionales con San Juan. Larreta está poniendo fichas en Orrego y su equipo. Para el Jefe de Gobierno Porteño el diputado nacional es número puesto. No hay más, porque las encuestas así lo dicen. De todas formas, aseguran, preferirían candidatos algo más "puros" para el Congreso. Y si bien Orrego y todos sus legisladores demuestran lealtad, a la hora de una disputa interna con, por ejemplo, el radicalismo, en el Pro van a preferir a uno del palo. No vaya ser que la buena onda entre Rodríguez Larreta y el senador radical Martín Lousteau termine por incidir en las listas sanjuaninas con, por ejemplo, Rodolfo Colombo, bastante más "puro" que cualquiera de Producción y Trabajo. 

Y ya que apareció el nombre de Colombo, párrafo aparte para la Ciudad de San Juan, donde ya se vive una disputa muy interesante. Esta semana reapareció Nancy Avelín, quien en dos sondeos se ubica tercera en imagen en ese distrito. La divulgación de esos datos provocó críticas de varios, aunque otros que tienen un poco más los pies en la tierra, como Marcelo Arancibia, eligieron sorprenderse y pensar que la exsenadora hasta podría convertirse en una figura inesperada y a tener en cuenta. Curiosidades de la política: las críticas partieron de quienes no miden ni la mitad que Nancy. Fuera de Baistrocchi y Colombo, cualquiera puede estar entre los quejosos. El orden es ese, les guste o no. 

¿Qué pasaría con las pretensiones nacionales de Uñac si decidiera superponer el calendario electoral local con el nacional? Simplemente sería la confirmación de que abandonó cualquier intención de ir más allá de la provincia. Tampoco Uñac podría venderle esa historia a la sociedad, y se metería solito en un riesgo muy grande. Como ya se dijo en estas columnas semanas atrás, Uñac parece haber abandonado esa idea.