En las últimas horas San Juan presentó al mundo un nuevo hallazgo paleontológico de enorme importancia para la ciencia. Se trata de Taytalura alcoberi, cuyo cráneo fue encontrado en 2001 en Ischigualasto y estudiado en profundidad durante 20 años. Especialistas del Museo de Ciencias Naturales de la UNSJ, liderados por Ricardo Martínez, descubrieron que el espécimen es el primer ancestro de los lagartos hallado en el sur de Pangea, mostrando que la evolución del grupo no sólo ocurrió en el norte.
El descubrimiento de Taytulura es tan importante, que el trabajo de investigación fue publicado hoy en la prestigiosa revista científica Nature. El título del trabajo en inglés es “A Triassic stem lepidosaur illuminates the origin of lizard-like reptiles”, es decir: "Un lepidosaurio del Triásico ilumina el origen de los reptiles con forma de lagarto".
A su vez, se esperaba que hoy a las 13 se realizara una presentación oficial en la Universidad Nacional de San Juan, ya que el estudio estuvo a cargo del Museo de Ciencias Naturales de esa alta casa de estudios, el Museo de Zoología Comparada de Harvard (EEUU), el Departmento de Palaeontología de Stuttgart (Alemania) y la Fundación Azara (CEBBAD, CONICET – Universidad Maimónides).
La historia del descubrimiento
Hace dos décadas, en el año 2001, Ricardo Martínez lideró un equipo en busca de restos fósiles de distintos reptiles y ancestros de los mamíferos que convivieron con los primeros dinosaurios, en el Parque Provincial Ischigualasto. Allí descubrió un minúsculo cráneo con su mandíbula de sólo 2 cm. Martínez manifestó que el cráneo de Taytalura es excepcional pues está completo y preservado tridimensionalmente, algo inusual en este tipo de fósiles tan pequeños y frágiles.
El fósil fue hallado en la “Cancha de Bochas”, un sector donde afloran rocas de la Formación Ischigualasto dentro del Parque Provincial Ischigualasto. En esa zona se han hallado también los dinosaurios Herrerasaurus, Eoraptor y Panphagia, además de antecesores de los mamíferos, como Ecteninion y Diegocanis. La edad se ha determinado en unos 230 millones de años de antigüedad, a principios del Triásico Superior, una época en la que los mayores predadores eran parientes terrestres de los cocodrilos y los primeros dinosaurios iban ganando terreno.
En aquellos tiempos todos los continentes se hallaban formando una única masa, que conocemos como Pangea, donde existían extensos desiertos. No obstante, la zona de Ischigualasto era entonces muy distinta del desierto actual, con abundantes helechos, coníferas y plantas glossoptéridas (o “helechos con semilla”), en un mundo que aún no conocía las flores. Animales pequeños como Taytalura se movían velozmente cazando insectos.
Sus características
El animal hallado debe haber medido en total unos 15 centímetros de largo, no muy distinto a cualquier lagartija viviente, aunque sólo se haya encontrado su cabeza.
Posee grandes órbitas, un cráneo ampliado hacia atrás como el de un camaleón y los huesos de su cráneo están adornados con muchos huecos pequeños. Sus dientes no se hallan en orificios como los nuestros, ni en un escalón como en muchos lagartos, ni pegados como en los esfenodontes, sino metidos en un largo canal, un modo único nunca visto en otros reptiles.
Sus características anatómicas muestran que este pequeño reptil es un representante temprano de los lepidosauromorfos, grupo que incluye a los actuales lepidosaurios (lagartos, serpientes y esfenodontes), que hoy ronda las 10.000 especies y que tuvo su origen en el mismo momento que los dinosaurios, los cocodrilos, los pterosaurios y los mamíferos.
A comienzos de la Era Mesozoica (hace unos 250 millones de años) los lepidosauromorfos se diferenciaron del otro gran grupo de reptiles diápsidos, los arcosauromorfos, grupo que incluye a cocodrilos y aves.
Otros lepidosaurios tempranos se han hallado en rocas de edad semejante en Europa, pero Taytalura no solo parece ser ancestral a todos ellos en su aspecto, sino que es el primero hallado en el sur de Pangea, mostrando que la evolución del grupo no sólo ocurrió en el norte.
De eso deriva su nombre Taytalura alcoberi, proveniente de la palabra Quechua tayta, que significa “padre o abuelo” y lura del Kakan (lengua hablada por los diaguitas, antiguos pobladores de la zona de San Juan) que significa “lagarto”. A su vez, el nombre específico hace honor al paleontólogo sanjuanino Oscar Alcober, quien liderara con el primer autor la expedición en que se hallara el espécimen y por su sostenido aporte al desarrollo de la paleontología del Triásico en la Argentina.
El hallazgo e investigación de Taytalura cobra relevancia internacional no sólo por la espectacularidad del pequeño cráneo, sino por el amplio estudio desarrollado sobre el espécimen, implicando varios años dedicados a su preparación, el estudio que el líder del equipo ha llevado sobre la localidad fosilífera a lo largo de décadas, el trabajo de escaneado tomográfico e interpretación de los huesos, y el estudio de la morfología y las relaciones de parentesco del pequeño reptil.
Taytalura alcoberi echa luz sobre el origen del vasto grupo de cerca de 10.000 especies que incluye a lagartos, lagartijas, serpientes, anfisbenas y esfenodontes, distribuido por todo el mundo y presente desde los tiempos de los dinosaurios. Taytalura es el primer fósil del que puede aseverarse que evolutivamente representa al primer lepidosauromorfo del mundo y revela detalles sin precedentes sobre el origen del cráneo lepidosauriano de los primeros diápsidos. Esto sugiere que varios rasgos que caracterizan a los lepidosaurios más derivados, evolucionaron mucho antes de lo que se pensaba hasta ahora. Además, Taytalura no solo muestra una posición ancestral respecto a otras formas similares halladas hasta ahora, sino que es el primero procedente del Hemisferio Sur, por entonces la región sur del supercontinente Pangea, enseñándonos que una parte importante de esa historia ocurrió también en estas tierras.