Todos podemos colgar en alguna pared de nuestra casa un cuadro de la Gioconda, muy similar al que se exhibe en el museo del Louvre. Sabemos que hubo habilidosos artistas a lo largo de la historia que pintaron reproducciones perfectas; que a nosotros nos sería imposible diferenciar el original de la copia; que para descubrir las diferencias se necesitan técnicas muy sofisticadas y profesionales hiper especializados en el tema.
Los que visitaron París, además, han visto a talentosos pintores callejeros que ofrecen obras "casi idénticas" al original por unos pocos euros.
¿Se preguntó por qué al original se le calcula (en una eventual venta) unos 5 mil millones de dólares?
A pesar de que a la vista de la mayoría de los mortales sería imposible encontrar las diferencias, muchos dirán que nada puede igualar (por más parecido que sea) el talento y la creatividad del genial Leonardo Da Vinci. ¿Usted qué piensa?
Si eso ya es muy complejo en el mundo de la pintura, con los avances tecnológicos, el enorme potencial de Internet para compartir escritos, imágenes, audios y videos a través de una multiplicidad de aplicaciones y redes sociales, ¿cómo reconocer y preservar la autenticidad de una obra?
La respuesta a esta inquietud se encontró con el desarrollo hace algunos años de lo que se dio en llamar blockchain (cadena de bloques). La aplicación conecta varias computadoras que resuelven problemas matemáticos de alta complejidad. Estos equipos forman parte de algo así como un libro contable, donde se anota cada una de las transacciones realizadas a través de esta red. Así, quedan registradas en cada equipo copias exactas de las operaciones, garantizando la veracidad de los datos e impidiendo cualquier ataque informático o hackeo.
Un NFT es un activo digital que representa objetos del mundo real en el campo artístico, musical, de videojuegos, videos, etc., y que logra legitimar la autenticidad de las obras…
Son muchos los datos que pueden registrarse de este modo como por ejemplo las escrituras de propiedades, los títulos que otorgan las universidades, todo tipo de contrato y cualquier documento que requiera demostrar su originalidad sin lugar a ninguna duda.
Es en el sector financiero donde se ha expandido con mayor impacto, no sólo por la aparición de criptomonedas, sino por las ventajas que puede tener el mantener un sistema de registros sin necesidad de acudir a intermediarios.
Por eso, también fue rápidamente adoptado en el mundo del arte ya que de este modo es posible garantizar a través de un NFT (por sus siglas en inglés token no fungible) la originalidad de cualquier obra de arte digital almacenada de esta forma.
Un NFT es un activo digital que representa objetos del mundo real en el campo artístico, musical, de videojuegos, videos, etc.., y que logra legitimar la autenticidad de las obras con las garantías de seguridad que ofrece el blockchain.
A partir de él se compran y venden en línea, frecuentemente con criptomonedas, y generalmente están codificados con el mismo soporte que las cripto. Últimamente se están convirtiendo en la forma más popular de comprar y de vender obras de arte digitales.
Sabiendo que se han pagado varios millones de dólares por algunas creaciones artísticas bajo esta variante: ¿estoy preparado para convivir con estas nuevas formas de intercambio? ¿Compraría una obra de arte por este medio? ¿Le podré sacar algún provecho a estos extraordinarios inventos?
Por Gustavo Carlos Mangisch
Director de Innovación y Calidad del Espacio Excelencia y de la maestría en Nuevas Tecnologías de la UCCuyo