Las perjudiciales consecuencias del uso de pantallas en niños de corta edad hacen que sea muy auspiciosa la tendencia que se viene reflejando desde hace un tiempo referida al aumento en el hábito de la lectura de libros por parte de los más pequeños. La toma de conciencia de muchos padres sobre la conveniencia de no proporcionarles pantallas a los chicos y tratar de crear en ellos el hábito de la lectura, ha repercutido en las principales librerías de la ciudad Capital de San Juan en las que informaron un aumento en la venta de literatura infantil que se traduce en distintos tipos de libros, desde los que vienen para colorear hasta los que los introducen en tecnología o en el mundo de los youtubers, que son productos de contenidos basados en las redes sociales o en otras plataformas.
Durante las presentes vacaciones de invierno, hay padres que optaron por comprar material bibliográfico para entretener a sus hijos más pequeños volviendo a una antigua costumbre de hacer que los niños se diviertan mientras aprenden.
Sin duda que no se trata de una tendencia exclusiva en nuestra provincia. Hay numerosas capitales del país, incluida Buenos Aires, y de otros puntos del mundo, como en Suecia y demás países nórdicos, donde se está volviendo a la lectura, ya sea de material impreso o digitalizado.
Es una realidad comprobada que la lectura abre un mundo de posibilidades para los niños. Su vocabulario, imaginación y curiosidad se amplían a medida que aprenden a leer. Además también está comprobado que leer libros fomenta las conexiones cerebrales esenciales para el desarrollo del lenguaje, las destrezas sociales y el bienestar emocional. Por otra parte, hay una faceta que se ha estado descuidando y que ahora muchos padres intentan recuperar como es la de leer junto a los hijos. Esta costumbre además de promover el gusto por la lectura refuerza los vínculos con innumerables beneficios tanto para los chicos como para la integración familiar.
La promoción de la lectura en los más pequeños también ha sido entendida por algunos comercios que han habilitado espacios con literatura infantil para que los niños se entretengan mientras sus padres hacen compras o consumen algún producto. Una conocida cadena de heladerías tiene en uno de sus locales un sitio de juegos para niños y una biblioteca en la que los chicos pueden acceder a distintos libros para leer o colorear. La iniciativa tiene gran éxito y contribuye con las ventas del lugar.
Hacer que los niños vuelvan a leer, además de ser auspicioso, es un paso adelante hacia una costumbre beneficiosa que alimenta la esperanza de que a través de los chicos podemos recuperar algo que es esencial para la cultura humana.
