La cómoda situación de Tania Yanet Muñoz (30) se complicó de manera drástica, porque de estar con prisión domiciliaria pasó directamente a la cárcel. Y con una tercera condena, la más elevada que recibió en apenas 4 meses: en agosto, en Flagrancia, le habían dado un 1 año de prisión por haber golpeado a su hija de 13 años. Y días atrás y otra vez en Flagrancia, recibió 3 meses más de castigo por romper la tobillera electrónica que le pusieron para controlar su encierro en casa, por tener un nene con problemas de salud. Pero ahora, el juez de la Sala I de la Cámara Penal, Martín Heredia Zaldo, adhirió al pedido de la fiscal Marcela Torres, le revocó el beneficio de la prisión domiciliaria y la mandó al Penal de Chimbas con una tercera condena: 5 años y 3 meses de prisión efectiva (la fiscal había pedido 5 años y 6 meses) por el delito más grave que cometió: un asalto a punta de arma en el que ella misma fue la que ahorcó a un taxista con su cinturón de seguridad y lo amenazó con una punta metálica en el cuello para que su pareja, José Manuel Díaz Castro (33) pudiera robarle de todo al chofer.

Díaz Castro había llegado libre al juicio por el vencimiento del plazo de su prisión preventiva, y concurrió a la primera audiencia del juicio pero luego se dio a la fuga y ahora es buscado por la Policía, dijeron fuentes judiciales.

Tania Yanet Muñoz

 

Cuando el fallo quede firme, el juez deberá unificar el nuevo castigo con el anterior

El asalto había ocurrido alrededor de las 4,30 de la mañana del 21 de octubre de 2018 en un descampado de una zona conflictiva: la Villa Nueva Argentina y el barrio San Francisco I, en Chimbas. Muñoz y Díaz Castro habían tomado el taxi de Rodolfo de la Fuente en Díaz y Benavidez. Ella se sentó atrás, él adelante. Le pidieron traslado hasta la Villa Nueva Argentina, pero antes de llegar, en una calle de ripio, ella sujetó del cuello al chofer enrollándole el cinturón de seguridad con una mano, mientras con la otra le apoyaba una punta en el cuello. Su pareja le sacó las llaves al vehículo y se dedicó a robar lo que pudo: $1.500, un teléfono, un tarifador, un matafuegos, unos anteojos para sol, una radio, entre otras cosas. Arrojaron las llaves del auto y lo obligaron a irse caminando con la amenaza de darle un tiro si se resistía.

Días después, el 8 de noviembre, De la Fuente paseaba con su familia por el Teatro del Bicentenario, cuando vio a los sospechosos en el mismo lugar. Avisó la Policía y minutos después, escándalo de por medio, ambos sospechosos fueron apresados.

El defensor oficial Carlos Reiloba había pedido al juez la absolución de su defendida. Y ahora podrá reclamar ante la Corte de Justicia.