Vivir en el centro, a dos cuadras de la Central de Policía, con cámaras y uniformados por todos lados, no es sinónimo de estar a salvo de los delincuentes. Lo supo, con gran tensión y angustia, una familia de profesionales que, a plena luz del día, fue atacada por tres delincuentes a punta de arma, con las manos enguantadas y a cara descubierta el último jueves, sobre las 16,30.
Todo pasó en la casa del contador Enrique Daroni (55), que vive con su esposa arquitecta y dos chicos de 15 y 13 años en la calle Catamarca, entre General Paz y 9 de Julio, Capital. El profesional contó a este diario que los ladrones entraron porque la puerta del frente quedó sin llave. Y que él dormía con su esposa, cuando los impresionó una imagen muy desagradable: su hijo de 15 años, agarrado de los pelos y encañonado por la espalda por uno de los tres sujetos que, "tranquilamente", dijeron ser profesionales que no buscaban aparatos ni joyas, sólo la plata. Sabiéndose en peligro, el jefe de hogar allanó el camino a los asaltantes con tal de proteger a los suyos. Y los asaltantes replicaron también con algunas concesiones, como no despertar al hijo menor del matrimonio, de 13 años, que dormía en la planta alta de la casa. Tampoco los golpearon, pero les pusieron algunas prendas de vestir en sus cabezas para que no los vieran y los ataron con precintos. Al final, huyeron con $14.000 que la mujer tenía en su cartera y unos $3.100 del hijo mayor.
"En ningún momento nos violentaron ni levantaron el tono de voz. Y antes de irse, tranquilos, nos dijeron: "no voten más a este gobierno"", precisó el contador Daroni.