Destruido. Así quedó el Wolkswagen Gol de Nievas, el viernes a la noche. Intervino personal policial apenas se enteraron del accidente, pero no pidieron hacer nada y Nievas murió en el lugar.

 

Pareciera que, a veces, las tragedias viales se empeñan en dar alguna lección, en decir algo. En este caso, aparentemente, el mensaje va dirigido a los jóvenes, ya que en tres días fueron lamentables víctimas de los accidentes de tránsito. Dos chicos de 23 años fallecieron el miércoles en la noche en Sarmiento, y el viernes, también de noche, le tocó el turno a un muchacho de 29 años en Ullum.

El choque entre una moto y una camioneta en el Sur de la provincia destruyó a una familia, ya que Ramón “Makanaki” González y Javier Guevara eran primos. Y no solamente eso, si no que prácticamente hacían todo juntos. Tanto que murieron uno a metros del otro, luego que la moto en la que viajaban impactara con una camioneta Chevrolet S-10 en ruta 40 y calle Mendoza Vieja. No hubo nada que hacer, los chicos no pudieron ni siquiera llegar al hospital.

En tanto que el viernes a la noche, entre las 20 y las 21, le tocó el turno a Carlos Nievas, de 29 años, vecino del departamento Ullum. Justamente Carlos volcó en su automóvil Wolkswagen Gol, en ruta 60, muy cerca de su propia casa. Y murió en el lugar. En la Policía decían que la velocidad y, probablemente el alcohol, hayan sido factores decisivos para el triste desenlace.

Nievas pertenecía a una numerosa y humilde familia. Tenía 14 hermanos y de joven se las rebuscaba para salir adelante. “Se hizo de abajo”, cuentan desde su entorno. El hombre había comenzado a trabajar en Veladero. Luchó mucho y formó una familia con Yohana. Tenía dos hijas de 3 y 6 años. Según contaron vecinos de la zona, el hombre era habitué del Club Sportivo Villa Ibáñez. Allí todos los conocían por su espíritu colaborador. Frecuentaba el lugar y nunca se despegó en los momentos donde hacía falta “una mano”. No se perdía ningún partido del equipo.