El domingo último la ciudadanía alemana votó para elegir a un nuevo canciller (presidente) imponiéndose. hasta el momento, el Partido Socialdemócrata (SPD) de Olaf Scholz y por primera vez en la historia democrática del país europeo de los últimos 16 años, no estuvo en las boletas el nombre de Angela Merkel, quien decidió dar un paso al costado, aún con alto índice de popularidad, por considerar que su etapa política ya se cumplió como líder indiscutible de proyección mundial.
No será fácil cubrir el vacío, tanto alemán como europeo, y menos cuando se va sin dejar un claro sucesor, pero su legado tiene tanto peso que la historia la recordará como una de las mujeres más poderosas del mundo, tanto por el fortalecimiento de Alemania como por su papel en la Unión Europea y gravitante en la paz mundial.
Por su papel decisivo geopolítico Merkel ha participado en decisiones cruciales con cinco primeros ministros británicos, cuatro presidentes estadounidenses, tres españoles y ocho italianos, junto con discusiones tensas con Vladimir Putin durante las polémicas cumbres del G7, por más de una década. La canciller ha sorteado relaciones tensas con EEUU al punto que Donald Trump le negó el saludo y se negó a firmar una declaración conjunta propuesta por Alemania para evitar una guerra comercial.
Tampoco a Merkel le fueron fáciles los últimos años en la política interna. Tuvo fuerte oposición de la extrema derecha durante la crisis migratoria por la decisión de acoger a un millón de refugiados, con una caída de popularidad, pero después ese rechazo se transformó en aplausos por la gestión de la pandemia, ya que el Gobierno alemán tomó rápidas medidas para salvar la economía y atender la situación sanitaria aumentando el gasto público, un giro inesperado de la canciller de la austeridad, como se la conoce.
Angela Merkel es un ejemplo de estadista, política, y mujer. Además de los logros para su país y la Unión Europea, tiene un enfoque moderado del feminismo al que apoya con reivindicaciones en su justa medida, y como ama de casa no deja de ir al supermercado con regularidad. Y vive de una manera muy simple, la cara opuesta del poder usufructuado por la mayoría de sus pares en el mundo.
El fin de la era Merkel abre muchos interrogantes en la UE donde todas las decisiones se han centrado en más de una década en la posición de Alemania y esa debilidad podría extenderse a su socio francés, Emmanuel Macron, quien podría perder las elecciones, según los analistas. Es que el trono de Markel es una institución en sí misma.
