Con media hora de un Carlos Tevez valioso, Boca encontró una victoria relevante en un contexto complicado: se impuso 3-1 a Unión en Santa Fe tras ir perdiendo. El muchacho de Fuerte Apache le dio, al menos por un rato, la razón a Gustavo Alfaro: él puede ser el líder del campo de juego, más allá del vestuario.

 

Hubo un partido cambiante antes de ese desenlace. Esquemas idénticos pero una notoria ventaja entre el equipo consolidado y el que está en (vidrioso) proceso de serlo. Eso fueron los primeros veinte minutos de partido y para colmo con el obstáculo para Boca de ya tener que arrancar de atrás en el marcador. Franco Fragapane marcó de penal a los 18 minutos para expresar una ventaja que se evidenciaba estratégicamente desde el inicio.

 

No por una abrumadora máquina de fútbol que imponía Unión sino por una inestable manifestación posicional y funcional de un par de jugadores de Boca: Emanuel Más y Sebastián Villa, el tándem de la banda izquierda que no hizo pie en los primeros minutos. Ni para atacar, ni para defender. Como ajenos al juego.

 

Este contexto favoreció al local en su ánimo, en su actitud de encarar de igual a igual al visitante, en plantearle -desde la presión- un juego agresivo. Lo logró. Lo incomodó a Boca. Jorman Campuzano e Iván Marcone comenzaron sobresaliendo del resto pero Boca no desequilibraba por las bandas, tampoco por el centro. Mauro Zárate salía del asedio de los marcadores centrales para gestar, pero Ramón Ábila le ofrecía rebotar (mal) de primera y luego no había más opciones en profundidad.

 

Unión decidió defender la ventaja agazapado en su propio campo para salir de contra. En esta postura el equipo de Santa Fe se hace sólido, casi impenetrable.

 

Desde afuera, nomás, Villa sacó un remate cruzado que pasó cerca del palo derecho de Nereo Fernández. Lo más cerca que estuvo Boca sin contar dos goles que le anularon (bien) a Wanchope. Uno por infracción y otro por posición adelantada.

 

La mejor noticia para Gustavo Alfaro en esa primera mitad se la dio un jugador de Unión: Damián Martínez le metió un codazo a Marcone sobre el cierre del primer tiempo. Fue decisivo.

 

El técnico visitante sacó a uno de sus volantes centrales (Jorman Campuzano) e hizo ingresar a un creativo (Emanuel Reynoso). A los 15, no aguantó más y metió a Tevez. El cambio fue anímico en el plantel. El Apache ingresó bien y fue determinante para gestar sobre el área grande de Unión la jugada que terminaría en el gol de Wanchope Ábila. El empate se festejó con alivio en el banco visitante.

 

Con la variante de Tevez, Zárate encontró un cómodo lugar en la banda izquierda, Bebelo se soltó y Wanchope se liberó de ser partícipe necesario de cada ataque.

 

Pero algo iba a dejar claro la noche. En este equipo Tevez es decisivo. A los 27 tomó una pelota que merodeaba en el área con destino incierto y marcó un golazo. El banco estalló de felicidad. Apenas menos que con el cabezazo de Almendra para el tercero, el que selló el triunfo de Boca en Santa Fe. Fue otro desahogo. Nada menos, y la ilusión de alcanzar a Racing todavía intacta.