Entendemos el maridaje como la mejor combinación, el matrimonio que pueda existir entre un vino, y cualquier tipo de bebida; y un plato elaborado, cualquier alimento (“gourmet”). Cada plato es una suma de productos relacionados entre sí, en el que coexisten texturas, colores, sabores y aromas.

Las texturas grasas, por ejemplo, estimulan la salivación, tienen efecto lubricante, facilitan la masticación. A su vez, bajan la sensación tánica de los vinos tintos, en especial de los malbecs. Por eso una entraña a la parrilla, una carne roja y con gran contenido de materia grasa, le corresponde ciegamente un vino tinto, un Malbec sería su compañero ideal.

Las texturas crocantes también ayudan a los vinos con fuerte carga tánica y peso en boca, es decir, unos Farfalles gratinados con queso parmesano irían maravillosamente con un Cabernet Sauvignon. A su vez, este tipo de textura también armoniza perfectamente con vinos blancos con barrica o espumosos: Tempura de langostinos y un Extra Brut rosé.

Sin embargo, hay texturas que intervienen negativamente en el vino, esto es espárragos, espinaca, acelgas, etc. En este caso, usaremos cremas y salsas para suavizar la textura fibrosa del producto. Típicos espárragos y salsa holandesa.

Existen diferentes tipos de maridaje. Por ejemplo, encontramos maridajes de armonía o afinidad, el más fácil de llevar a la práctica, es decir, acompañar los vinos blancos con carnes blancas y los vinos tintos con carnes rojas y de caza. Nunca falla. A su vez, y a medida que probamos y probamos y aparecen maridajes por contraste: ¿alguna vez probaste un vino dulce estilo cosecha tardía con un queso azul? No te lo pierdas, es maravilloso.

El maridaje regional es el más interesante, ya que una como mendocina acompañaría unas empanadas con Malbec. Sin embargo, en Salta, uno de los maridajes por excelencia son las famosas empanadas salteñas con la variedad Torrontés.

Claves

Algunas reglas para una comida en casa: 

– Primero los vinos blancos y rosados, luego tintos y al final los vinos dulces. 

– Los espumantes más secos como el Nature, Brut Nature, Extra Brut resultan exquisitos como aperitivos, antes  inclusive que los vinos blancos.  

– No tomar vinos dulces y licorosos, con mariscos y carnes. 

– Para el brindis final de una comida probá un espumoso no seco sino más del estilo de los Demi Sec o dulces.
 

Fuente: Los Andes