Un artículo reciente del Financial Times titulado "No hay futuro en Argentina" refleja el pensamiento generalizado de que Argentina es un país sin esperanza. Pero tras la victoria de la oposición en las elecciones legislativas del 14 de noviembre, creo que todavía hay esperanza para este país tan castigado por el populismo. Por supuesto, Argentina sigue siendo un caso de manual de cómo el populismo puede destruir un país a pesar de todas sus riquezas. Desde que el difunto general Juan Domingo Perón inició lo que hoy conocemos como "peronismo" en la década de 1940, Argentina ha ido cuesta abajo. 

Mucho antes de que Hugo Chávez destruyera Venezuela, el país con las mayores reservas petroleras del mundo, Perón había hecho algo parecido con Argentina, uno de los mayores productores de granos del mundo. Perón empezó a regalar mucho más dinero del que entraba en el país, sentando la bases de una tradición de gasto público desmedido, impresión descontrolada de dinero, inflación, mayor deuda externa y mayor pobreza. 

"Uno de los chistes más escuchados en Argentina es que ‘la única salida es Ezeiza’. Es el mismo chiste que varias generaciones anteriores han escuchado una y otra vez. A pesar de todo eso, hay señales de esperanza". 

Hoy, bajo el gobierno disfuncional del presidente Alberto Fernández y su poderosa vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner, un 55% de los argentinos recibe uno o más subsidios gubernamentales, según un reciente estudio del diario La Nación. Eso hace que Argentina sea un país inviable.

Para mantener sus "planes sociales", el gobierno debe imprimir cada vez más dinero, produciendo una inflación que se calcula en más del 50% para este año. 

Los economistas ven pocas esperanzas de una recuperación rápida. El Banco Central está quebrado, y el país debe U$S 45.000 millones al Fondo Monetario Internacional. A menos que el gobierno llegue a un acuerdo con el FMI, no hay forma de que los bancos extranjeros le presten dinero.

En primer lugar, más del 40% de los argentinos han votado sistemáticamente en los últimos años en contra de gobiernos populistas peronistas, a pesar de la compra de votos por parte de estos últimos. Poco antes de las elecciones del 14 de noviembre, el gobierno de Fernández había aumentado el salario mínimo, y regaló refrigeradores y otros electrodomésticos a los votantes. Sin embargo, la principal coalición opositora "Juntos por el Cambio" obtuvo el 42% de los votos en todo el país, mientras que el partido del gobierno ganó sólo el 34%. El gobierno de Fernández perdió su mayoría absoluta en el Senado.

En segundo lugar, al contrario de lo que está sucediendo en EEUU con las absurdas teorías del expresidente Donald Trump de que le habrían robado las elecciones del 2020, los perdedores en Argentina no han disputado los resultados electorales.

En tercer lugar, contrariamente a lo que sugiere el titular del Financial Times, no hay tal cosa como países sin futuro. No hace mucho Irlanda, Finlandia, Corea del Sur y Singapur eran mucho más pobres que Argentina y la mayoría de los demás países latinoamericanos. Hoy, estas naciones tienen algunos de los ingresos per cápita más altos del mundo.

 

Por Andrés Oppenheimer 
Columnista del Miami Herald