La amistad y el afecto que supo generar en vida Enrique Barrera se vio demostrado por las personas que aplaudieron al artista en su sepelio. Lágrimas, silencio, un nudo en la garganta que afligía el alma. El cariño de muchos expresado en las puertas del Teatro Oscar Kummel, el espacio cedido para despedir los restos del guitarrista Enrique Barrera, tuvo un pulso de fuertes emociones. En la memoria de familiares, amigos, colegas y conocidos, quedaron tiernos recuerdos vividos con el músico que supo darle a más de una generación, el valor cultural de la cuyanía, dentro como fuera de la provincia. La mayoría de los que lo conocieron, sostuvieron que además de las cualidades que tenía Barrera con la guitarra, su humildad, profesionalismo, honestidad y entrega hacia el otro, era lo más sagrado que poseía como ser humano. El Caballero de la Guitarra tuvo todos los honores por sus pares, quienes estuvieron presentes durante la extensa madrugada del jueves. Los hijos y su esposa recibieron el saludo de consuelo de numerosas personas que fueron a darle al último adiós. Músicos como Eduardo de Cabrera, Ernesto Villavicencio (h), los Hermanos Videla, Guillermo "Goku" Illanes y otros tonaderos de la vieja guardia, compartieron el mismo sentimiento de respeto y agradecimiento para el folclorista. 

Posteriormente, al mediodía de ayer, el cotejo fúnebre transitó por las calles de Rawson y una vez en el cementerio San Miguel, más personas ingresaron para despedirlo. El momento de mayor emoción contenida, fue cuando la guitarra de Claudio Videla, quien fuera uno de sus más cercanos aprendices del maestro cuyano, comenzó a sonar y la voz de Noemí, su hermana, dio brillo a "Las Tonadas", una canción escrita por Félix Dardo Palorma. "Podría ser buen motivo, si volviera a bautizarme; pagaría con ‘obligos’ si vinieran a cantarme. / Es mejor que tener plata / tener amigos y amores / Quien de la amistad se jacta / sabe qué es pagar favores", así rezaban sus versos. "¡Enrique Barrera, viva!", se entonaba así el cogollo en medio de fuertes aplausos y con el llanto desbordado en los rostros de todos. Darío Recabarren también le dedicó otras tonadas. Ese instante se sintió como si se detuviera el tiempo, pero esa pena por la pérdida, se convirtió en canción y que llegó a vibrar en el interior de cada uno de los que estuvieron para homenajear al Caballero de la Guitarra.

 

Artistas, amigos y familiares, compartieron la pena cantando y aplaudiendo, dándole los honores correspondientes al hombre que defendió la tradición cuyana toda su vida.  FOTOS MARIANO ARIAS