Fue un accidente muy duro, que hizo tambalear todo lo programado y el tiempo ya invertido. Pero a un mes de la caída en el cerro Parkinson, practicando trekking, que provocó múltiples lesiones en su pierna derecha, Luciano Montivero volvió a subirse a la bicicleta y retoma no sólo los preparativos de lo que será su última pretemporada como ciclista en la categoría elite, sino que también vuelve a estar en carrera uno de los mayores gustos que se quiere dar: compartir al menos una carrera del próximo calendario de ruta local con su hijo mayor, Elías, de 16 años edad.
El ‘Pato’, que el 21 de septiembre cumplirá 42 años, aclaró que estaba previsto que la despedida fuese en el último mes de la pasada temporada, que debió interrumpirse por el aislamiento social obligatorio. El ciclista de la Agrupación Virgen de Fátima reconoció que iba a quedarse “con las ganas. Como que me bajaba de la bicicleta y no pasaba nada, quedaba muy apagado. Por respeto a la gente que me sigue, quería hacer algo. Con Carlos Gómez (dirigente máximo del equipo) hablamos y me preguntó si me animaba a encarar otra temporada. La estaba preparando y en eso Elías empieza a pedalear conmigo. Se juntó con mis compañeros y probamos. Dios quiera que pueda probarse en una carrera y que podamos compartirla”.
Elías era muy pequeño cuando su padre ganó las ediciones de 2005 y 2007 de la Vuelta de ciclismo a San Juan. En su memoria el adolescente atesora especialmente el triunfo de su padre en la Doble Calingasta de 2014, que ocupa justamente el tercer puesto entre los mejores recuerdos deportivos del Pato. Eso sí, no coloca a una victoria de la Vuelta por encima de la otra. A la del 2005, el Pato destacó que además de haber sido la primera, también fue su triunfo en la etapa reina, El Colorado. A la de 2007 recordó de la fuga en el llano que tuvo que hacer para recuperar el tiempo cedido (2minutos) en la clasificación general, una acción decisiva en un terreno que no era su especialidad para luego sí, dar el golpe definitivo nuevamente en la subida a El Colorado. El enorme escalador agregó: “En la primera, tenía una distensión de ligamentos. En la segunda, Mariano González preparó un gran equipo y era la primera vez que se apostaba a mí como la carta ganadora”, para mostrar las particularidades de cada alegría.
La Doble Calingasta fue también especial por la larga fuga que esta vez dio sus frutos, luego de haberlo intentado también las dos ediciones anteriores. Le queda entonces una temporada por cubrir. ¿Hay alguna victoria pendiente? El también ganador de la Vuelta de Mendoza en 2011 admitió que se quedó con las ganas de marcar con una crucecita a la Doble Chepes. “Ahí nacieron mi mamá y mi papá y tengo familiares que hoy viven en Chepes. Soñé con llegar solo a la línea de meta, pero lo máximo fue un tercer o un cuarto puesto”, confesó con una sonrisa.
El ‘Pato’ aseguró que para su última temporada no piensa en un triunfo personal, sí en ser una pieza importante para el equipo. De hecho su esfuerzo en numerosas ocasiones para que el triunfo final se lo lleve un compañero terminó siendo motivo para que tuviera muchos seguidores cuando conquistó sus victorias personales. Y sabe que para volcar su experiencia en los tramos decisivos de cada competencia, no puede estar de la mitad para atrás en el pelotón. “Hoy debo ser más disciplinado. Antes, dejaba de competir, retomaba los entrenamientos y a las tres semanas ya estaba listo. Ahora no”, indicó y por eso cada día el despertador suena a las 7 para comenzar el primero de los 2 o 3 turnos de entrenamiento de cada jornada.
Y fue el último 26 de junio, en un momento de la preparación, que casi todo se derrumba como un castillo de naipes. “Habíamos salido a correr con Elías, Nico Naranjo y Víctor Navarro. Casi por terminar, corriendo, pisé una piedra y se me fue el tobillo para afuera. Sentí el dolor y al aflojar, la rodilla se fue para atrás”, evocó Montivero. El resultado fue rotura de meniscos, se cortó un ligamento, sufrió una fisura en la rodilla y otras dos en el tobillo, entre otras lesiones.
“Me dijeron que la recuperación iba a demandar unos cinco meses. Por eso agradezco al kinesiólogo, Victor ‘Tano’ Bocelli por todo lo que está haciendo. No imaginé que a las tres semanas iba a poder subirme a la bicicleta otra vez. El ligamento cortado no cumple una función importante al pedalear, por lo que podré postergar la operación”, señaló Luciano. Confesó que la pasó mal los primeros días después del accidente en el cerro y hasta su hijo dejó de entrenar. “Ahora sale con Nico y Gerardo Tivani, Dani Juárez y mis otros compañeros”, agradeció.
Respecto al sueño de compartir al menos una carrera entre los elite con su hijo, Luciano (que debutó justamente a los 16 años en Libres y a los 18 en Elite) aclaró que no buscará forzar nada excesivamente. “Ahora Elías está aprendiendo aspectos técnicos. Debe saber manejar bien la bicicleta para ir en el pelotón. Y antes irá cumpliendo pruebas en carreras de juveniles y de Libres.
Otro detalle peculiar en esta historia es que Elías participó en la selección sanjuanina de los Binacionales del año pasado, pero en la de atletismo. Compitió en las carreras de 800 y 1.500 metros y en la posta de 4×400. El primogénito está realizando por primera vez una preparación continua en ciclismo y todavía no sabe si sus mejores aptitudes son para escalar o para el embalaje final. “Lo que ya demostró en el atletismo es su ‘capacidad para sufrir’. Esa resistencia es fundamental también en el ciclismo, porque hay que saber soportar el sufrimiento”, elogió el Pato.
“A mi papá le admiro especialmente que nunca baja los brazos, jamás se da por vencido. Yo veo que por eso es que ha conseguido los mejores resultados”, evaluó Elías, que también recibirá asesoramiento de Roberto Richeze para seguir aprendiendo.
Montivero se prepara para su última temporada como ciclista federado, por lo que volverá a recibir el cariño del público. “Siento que hay gente que me sigue, no importa en el equipo que esté. Es una de las mejores cosas que me dio el ciclismo”, destacó.
¿Cuáles fueron las otras Luciano? “Me dio trabajo, casa y familia. Momentos imborrables, como el festejo con mi madre en el podio en la Vuelta de 2007. Por el ciclismo conocí a mi esposa Silvina. Con ella tenemos cuatro hijos maravillosos: Elías, Luciana, Naiara y Sofía”, concluyó el ciclista que como frutilla a la torta, trabaja para ver si en la temporada de su despedida (que todavía no tiene fecha de comienzo debido a la pandemia), en uno de los pelotones ve pedalenado a su hijo mayor.