La alternativa que eligió el grupo Lundin para construir el futuro dique colas que contendrá los residuos del proceso de extracción del cobre de Josemaría, deberá ser dejada de lado. Tras recibir objeciones de parte de algunos miembros, la Comisión Interdisciplinaria Evaluadora de los Informes de Impacto Ambiental (CIAEM) eligió una segunda alternativa por la cual el depósito será mas grande y más costoso para la compañía, pero más seguro; según entienden las autoridades que evalúan el Informe de Impacto Ambiental (IIA) del proyecto. "Se han debido hacer modificaciones en el diseño", confirmó ayer Fernando Cola, gerente de Ambiente de Josemaría. Además, respecto al agua que usará la mina ubicada en el extremo noroeste de San Juan, cuando entre en producción, aseguró que no afectará la cuenca hídrica ubicada aguas abajo, de donde consumen las poblaciones de Jáchal e Iglesia. "Nunca dejará de haber agua para la población", aseguró el directivo, y añadió que ni bien la producción de la mina llegue a su fin en 19 años, los acuíferos subterráneos de donde se extraerá el agua que use la mina se van a recuperar entre 6 y 12 años después. Estas son las principales novedades que se conocieron en una presentación del proyecto que hizo Cola ayer a la prensa, en la que además tuvieron intervenciones otros directivos de la empresa como Diego Sánchez (Superintendente de Recursos Hídricos), Juan Arrieta (gerente de Geología) y la bióloga Yanina Ripoll (jefa de Diversidad). Hace 11 meses -en febrero- el grupo Lundin presentó al gobierno su Informe Ambiental y espera su aprobación por parte de la CIAEM para dar luz verde a la inversión de unos 4.100 millones de dólares en la construcción de la mina que promete cambiar la economía de la provincia por la creación de empleo y riqueza. El lunes pasado el ministro de Minería, Carlos Astudillo, admitió demoras con el impacto ambiental. Cola indicó que hubo reparos a la opción elegida para construir uno de los muros del depósito de colas, el más alto, de casi 200 metros de altura, donde el material de relaves remanente del proceso de extracción del mineral iba empezar a acumularse en sentido de aguas abajo. Ese diseño generó desconfianza en los representantes del Instituto Nacional de Prevención Sísmica, porque el proyecto se ubica en una zona sísmica, los deshechos son húmedos y pueden generar "licuefacción" sobre la pared y debilitarla. Por eso indicaron que se tendrá que construir la segunda alternativa, que se extiende 100 metros más de longitud en un extremo del dique que tiene la forma de "y" griega invertida, y "suaviza" la manera en que se irá depositando el material. El ancho de esa zona tiene 1.000 metros, y el directivo admitió que su construcción significará un esfuerzo económico mayor para la compañía, porque va a necesitar disponer de 30% o 40% más de material de roca.
La planta de Josemaría va a procesar 150 mil toneladas diarias de rocas para extraer 3 kilos por tonelada de cobre, además de oro y plata, mediante un sistema de flotación que insumirá 515 litros por segundo diarios de agua. Esta provendrá de dos campos de pozos de extracción de agua subterránea -el campo A, en Pirca de los Bueyes; y el campo B, en Valle de Río Macho Muerto- que cuentan con 6 pozos cada uno y cuyo uso se irá alternando. Los directivos reiteraron varias veces, que el 85% de esa agua se va a reutilizar, al recuperarse de tres etapas del proceso de producción, que son el filtro de presas, el tanque de espesadores y del dique de colas. Pero además, apoyándose en las simulaciones y estudios realizados por los consultores contratados por la canadiense, por medio de muestras de agua superficial y subterránea, llevan a la empresa a afirmar que hay suficiente agua para toda la vida útil de la mina que es 19 años, incluso considerando la sequía y el cambio climático con un ascenso de 8 grados de temperatura. Además aseguran que el agua que se va a extraer todo ese tiempo no va a afectar la cantidad disponible 250 kilómetros aguas abajo, porque lo que usan en Iglesia y Jáchal pertenecen a otras cuencas hídricas. Por su parte Diego Sánchez explicó que la cuenca hídrica donde estará Josemaría se va recuperar "rápidamente" una vez que la mina cierre tras explotar el mineral durante 19 años. Dijo que el campo de pozos A tardará 6 años en recuperarse y el campo B, 12 años.
FERNANDO COLA – Gte de Ambiente
Nunca dejará de haber agua en los 19 años de producción, y ni bien termine Josemaría, empieza la recuperación de esos acuíferos. Los valores de reserva son grandes para abastecernos y se ha considerado la sequía y cambio climático.
Proyecto para la flora
Para no perder la diversidad de la flora , en la zona donde se construirá la mina se van a extraer las vegas y se las va a transplantar a otro lugar cercano. Además se ha propuesto armar el primer banco de germoplasma, para producir plantines autóctonos a través de semillas y plasma obtenido de la zona.
Proceso de flotación
El cobre, oro y plata que producirá Josemaría se obtendrá luego de triturar la roca y convertirla en un talco o harina, por método de flotación, mediante el uso de agua con cal, detergente y un químico colector que hace que el mineral suba con la espuma. Lo obtenido se prensa y se exportará en contenedores cerrados.