Este jueves, en la Sala II de la Cámara Penal, el juez Juan Carlos Peluc Noguera hizo lugar al pedido de la fiscal Leticia Ferrón de Rago y condenó a 30 años de prisión a una mujer por los aberrantes delitos sexuales (abusos sexuales con acceso carnal y corrupción de menores) cometidos contra sus propios hijos.
Ayer, en la recta final del juicio, la fiscal había calificado a la ahora condenada como "perversa, degenerada, depravada (..) alguien que no merece ser llamada madre". Al momento de la denuncia, en mayo del 2017, los niños tenían 15 años (el mayor, con un marcado retraso mental), otro varón de 14 años y una nena de 12 años. "Son tres muertos en vida", describió Ferrón de Rago.
En el caso llegaron a circular los relatos de las más horribles situaciones. Así, se dijo que los varones tenían sexo con su madre y que la mujer los obligaba a tener relaciones entre ellos. Y que incluso los obligaba a ver cuando ella tenía sexo con un perro y con otros hombres.
Esos otros hombres también fueron parte de la investigación, pues al menos uno de los chicos relató que su madre los llevaba a un vecino para que los abusara y que luego ella cobraba. En la causa, llegó a estar preso un anciano pero no fue reconocido por los niños y fue desligado. Tampoco pudo saberse quién más pudo abusar de los chicos.
En concreto, en el expediente quedó claro que tanto el mayor de los chicos como su hermanita habían sido violados, no así el segundo hermano. Es más, el mayor de los chicos había sufrido, además, una enfermedad de transmisión sexual.
Fue precisamente por este chico que se descubrió todo. El 22 de mayo del año pasado, el niño se defecó encima en la escuela especial a la que concurre y fue en la misión de limpiarlo y ayudarlo a cambiarse de ropa, que descubrieron verrugas en su cola. La conclusión de los médicos fue contundente: sufría una enfermedad que sólo se adquiere por contacto sexual.
Al ampliar la investigación se supo que todos los chicos estaban en riesgo y fueron a parar con una familiar. Y a esa pariente los niños le contaron las aberrantes situaciones que atravesaban con su madre en su casa de Capital.
El 14 de septiembre, la madre de los niños fue detenida. Y en su descargo culpó a la familiar de los niños y a su hijo del medio (lo mismo hizo en el juicio) como autor de los ultrajes. Pero las pericias psicológicas en los menores revelaron que no mentían y la complicaron.