Dirigido por el Tim Wardle, ‘Three Identical Strangers’ (Tres extraños idénticos, en castellano) es un interesante documental basado en la historia real de unos trillizos de Long Island, Nueva York. Esta cinta, otro ejemplo de que la realidad supera siempre a la ficción, ha ganado un premio especial del jurado en la última edición del festival de Sundance.
Los tres hermanos fueron separados al nacer como parte de un experimento de conducta. Robert Shafran, Eddy Galland y David Kellman se criaron y crecieron por separado, en el seno de diferentes familias judías.
El extraño y algo perverso experimento iba sobre ruedas hasta que dos de los trillizos supieron el uno del otro. El responsable del primer reencuentro fue Michael Domitz, el compañero de habitación de Eddy en el Sullivan County Community College. Cuando Eddy cambió de facultad, Domitz compartió habitación con Robert. ¿Casualidad? ¿El destino? Sea como sea, el parecido entre Robert y su anterior compañero era asombroso y, en cuanto descubrió que habían nacido el mismo día y que los dos habían sido adoptados, comenzaron sus investigaciones para ponerles en contacto.
Según recoge este galaronado documental, Eddy y Robert descubrireron a los 19 años que tenían un hermano. Y no solo eso. Los tres tenían las mismas marcas de nacimiento, el mismo pelo rizado, el mismo coeficiente intelectual e incluso compartían técnicas de lucha –ambos practicaban la lucha grecorromana en la universidad-.
La prensa se hace eco
Los medios se hicieron eco del reencuentro de estos gemelos idénticos. Fue entonces cuando David Kellman supo de la existencia de sus hermanos –en realidad, eran cuatrillizos pero el cuarto bebé murió al nacer- y movió hilos para conocerlos. “Una vez nos juntamos, había una alegría que nunca había experimentado en mi vida y que duró mucho tiempo”, recuerda Robert, que compartía con sus hermanos la pasión por la pasta italiana y las mismas películas.
Los tres se hicieron rápidamente un hueco entre las ‘celebrities’ estadounidenses de los ochenta. Los tres aparecieron en la serie ‘Cheers’ e incluso Madonna les invitó a hacer un cameo en su película ‘Buscando a Susan desesperadamente’.
Eran tiempos felices, al menos de cara a la galería. La vida les sonreía. Los trillizos estudiaron juntos marketing internacional y compartían piso en un apartamento de Nueva York. Unos años después abrirían Triplets, su propio restaurante.
Estudio legal pero secreto
Una investigación reveló que la agencia encargada de dar en adopción a los trillizos a tres familias judías siguió las recomendaciones de un psiquiatra, que aconsejaba separar a los niños para evitar que luchasen por la atención de sus padres. En realidad, averiguaron que los trillizos eran el objeto de estudio –legal pero secreto– del doctor Peter B. Neubaur, un psicoanalista de origen austríaco del Child Development Centre de Manhattan. Su objetivo: descubrir hasta qué punto pesaba la educación y el entorno socioeconómico en la naturaleza de los niños. Así, los padres visitaron mensualmente la consulta del doctor para estudiar su inteligencia y comportamiento durante 12 años.
La madre de David asegura que su hijo decía tener un hermano desde muy pequeño, una especie de “hermano imaginario”, y todos mostraron síntomas de ansiedad por separación durante su infancia. Eso sí, la agencia y el psicoanalisata siempre recomendaron evitar que los tres hermanos se conocieran.
Con el tiempo descubrieron que no eran tan parecidos. Así, Robert era el más sensible y calmado mientras Eddy era mucho más inestable. Estas diferencias de carácter pasaron factura al negocio ‘familiar’ y, según explican en el documental, también pudo tener algo que ver con la muerte de Eddy, quien se quitó la vida con 33 años. Robert y David consideran ahora que no fueron participantes de un experimento, sino víctimas. Los dos ‘supervivientes’ demandaron a la agencia encargada de las adopciones. El doctor Neubaur falleció a los 94 años, como recogió ‘The New York Times’ en el 2008, y poco más se supo de los resultados de su investigación.