El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, anunció hoy en Miami la cancelación unilateral del acuerdo firmado por su predecesor Barack Obama con Cuba, "con efecto inmediato", y desafió a su homólogo cubano, Raúl Castro, a presentar un nuevo pacto a partir de este endurecimiento de las políticas de la Casa Blanca con la isla.

 

"Retamos a Cuba a venir a la mesa con un nuevo acuerdo que esté en el mejor interés tanto de su pueblo como del nuestro", afirmó Trump en un discurso ante centenares de personas, en su mayoría cubanos del exilio anticastrista en el estado de Florida, en el que expresó sin embargo que no se modificará el nivel de las relaciones diplomáticas abiertas en julio del 2015 por la anterior administración estadounidense.
 

 

Trump anunció la "cancelación" de la política de Obama hacia Cuba y se mostró dispuesto a negociar "un acuerdo mejor" con la isla, pero solo si hay avances "concretos" hacia la celebración de "elecciones libres" y la liberación de "prisioneros políticos" en la isla.

 

 

Asimismo, Trump, aseguró que "pronto se va a lograr una Cuba libre" y calificó de "brutal" al régimen castrista, con el tradicional tono anticomunista propio de la Guerra Fría.

 

"Haremos cumplir el embargo", enfatizó el presidente durante su discurso en el teatro Manuel Artime de la Pequeña Habana, donde desgranó la revisión que ha decidido hacer en la política de normalización de relaciones con la isla iniciada por el demócrata Obama.

 

El giro de Estados Unidos de su política hacia Cuba incluye entonces el mantenimiento del bloqueo comercial y financiero sobre la isla y la oposición a las peticiones internacionales para que el Congreso lo levante, informó la Casa Blanca.

 

"La política reafirma el embargo estadounidense impuesto por ley a Cuba y se opone a los llamados dentro de Estados Unidos y otros foros internacionales para acabar con él", indicó la Casa Blanca en un comunicado mientras Trump anunciaba el cambio de política en Miami.

 

El levantamiento del embargo es algo que sólo puede decidir el Congreso de Estados Unidos, controlado ahora por los republicanos en ambas Cámaras.

 

"Cuando los cubanos den pasos concretos, estaremos listos, preparados y capaces de volver a la mesa para negociar ese acuerdo, que será mucho mejor", dijo Trump, según reportó la cadena CNN.

 

El mandatario aseguró que confía en que "pronto" llegue el día en que haya "una nueva generación de líderes" que implemente esos cambios en Cuba, dado que el presidente Raúl Castro dejará el poder en febrero de 2018.

 

"Nuestra embajada permanece abierta con la esperanza de que nuestros países puedan forjar un camino mucho mejor", añadió Trump, que no ha tomado, sin embargo, ninguna medida para rebajar el nivel de relaciones diplomáticas con la isla.
Esto muestra que los cambios anunciados por Trump no desmantelan totalmente la política cubana de Obama, que retomó las relaciones diplomáticas con La Habana tras más de 50 años con ellas rotas. 

 

Las embajadas seguirán abiertas, los vuelos comerciales directos y los cruceros continuarán y las remesas seguirán fluyendo, recordó la agencia DPA.

 

Los principales cambios de Trump sobre la política con Cuba son una prohibición para que las empresas de Estados Unidos hagan negocios con compañías cubanas de propiedad o controladas por las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) de Cuba, que son buena parte de las compañías estatales, dominantes en la economía de la isla, y restricciones a los viajes de ciudadanos estadounidenses a la isla. 

 

Otros cambios anunciados por la Casa Blanca incluyen la prohibición de los viajes individuales para hacer contactos con el pueblo cubano, conocidos en inglés como "people to people travel", y la posibilidad de auditoría a todos los estadounidenses que visiten Cuba para comprobar que no violan las sanciones de Estados Unidos, reportó la agencia de noticias EFE. 

 

Por otra parte, la organización Engage Cuba, que busca ampliar las relaciones comerciales con Cuba e influir para ello en el Congreso de Washington , hizo conocer los costos que tendrá para Estados Unidos revertir totalmente la apertura iniciada en 2015, y los estimó en 6.600 millones de dólares en los próximos cuatro años y la pérdida de 12.300 puestos de trabajo, especialmente en los estados del sur de ese país.