El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, celebró este viernes el fin del "reino del terror" del general iraní Qasem Soleimani, muerto en un ataque estadounidense en Bagdad, hecho al que el mandatario norteamericano se refirió como un acto para alcanzar la paz.

"Anoche tomamos medidas para detener una guerra. No tomamos medidas para iniciar una guerra", sostuvo el jefe de Estado al hablar ante periodistas en su residencia de Mar-a-Lago, en Palm Beach (Florida), donde se encuentra de vacaciones.

El magnate neoyorquino aseguró que Soleimani había convertido la muerte de inocentes en una pasión repugnante", y que estaba "planeando ataques siniestros e inminentes" contra diplomáticos y militares estadounidenses.

"Los encontraremos. Los eliminaremos. Siempre protegeremos a nuestros diplomáticos, a nuestros soldados, a todos los estadounidenses y a nuestros aliados”, sostuvo el líder republicano que hoy, además. ordenó el despliegue de más de 3000 soldados norteamericanos en Medio Oriente.

Trump negó que Estados Unidos busque un “cambio de régimen en Irán”. “Tengo un respeto profundo por el pueblo iraní", dijo. Pero advirtió que las "agresiones del régimen iraní en la región (Medio Oriente) deben acabar y deben acabar ahora".

Al mismo tiempo, aseguró que Washington está dispuesto a dar cualquier paso para proteger a sus ciudadanos. "EE.UU. tiene con diferencia el mejor Ejército del mundo. Tenemos la mejor Inteligencia del mundo. Si los estadounidenses están amenazados en algún lugar, tenemos todos esos objetivos ya completamente identificados, y yo estoy dispuesto y preparado para tomar las medidas necesarias", afirmó.

Soleimani era una figura fundamental para entender la presencia de Irán en los principales conflictos de la región y como brazo ejecutor de la política del líder supremo de la República Islámica, Alí Jamenei. En el ataque también murió el ‘número dos’ de la milicia iraquí Fuerzas de Movilización Popular, Abú Mahdi al Muhandis, y otra decena de personas.

Por su parte, el jefe del Estado Mayor de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, el general Mark Milley, defendió el ataque contra Soleimani, asegurando que "el riesgo de no actuar era mayor que el riesgo de hacerlo".

En ese sentido, Milley aseveró que las fuerzas estadounidenses tenían información de Inteligencia "convincente" que indicaba que Soleimani estaba planeando una "significativa campaña de violencia" contra Estados Unidos en los próximos días.

En tanto, el líder supremo de la Revolución Islámica de Irán, el ayatolá Ali Jameneí, añadió tensión al conflicto al jurar venganza.

"Su fallecimiento no detendrá su misión, pero los criminales que han manchado sus manos con la sangre del general Soleimaní y de otros mártires en el ataque deben esperar una dura venganza", señaló en un comunicado publicado en su web oficial.

Lejos de bajar la tensión con Irán, Trump advirtió que "EE.UU. tiene de lejos el mejor ejército del mundo, tenemos la mejor inteligencia del mundo" y aseguró que "si los estadounidenses en cualquier lugar son amenazados, ya tenemos objetivos identificados. Y estoy listo y preparado para tomar cualquier acción que sea necesaria, y eso se refiere en particular a Irán".

"Soleimaní hizo de la muerte de personas inocentes una pasión enfermiza, contribuyendo a complots terroristas tan lejos como en Nueva Delhi o Londres", afirmó el presidente de EE.UU., que aseguró que el comandante iraní "había perpetrado actos de terror para desestabilizar Oriente Medio en los últimos 20 años".

Por esa razón, sostuvo: "Lo que hicimos ayer debería haberse hecho hace mucho tiempo, muchas vidas se habrían salvado".