Más del 25% de los niños y adolescentes de entre 0 y 14 años viven hacinados o en casas precarias en las ciudades del país, y casi tres de cada diez registra un déficit en el acceso a la salud, según el informe ‘Infancias en situación de pobreza multidimensional’ del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina (UCA).

A partir de un análisis comparado de tres diferentes metodologías para cálculo de la pobreza infantil entre 2010-2016, el informe concluye que, más allá del resultado al que se arriba con la aplicación de cada une ellas, el sentido de la evolución de este indicador es el mismo y ‘sigue una clara tendencia descendente’.

 

Según dos de las metodologías aplicadas ‘la incidencia de la pobreza infantil era de 58,7% en 2016’, lo que implica que ‘casi 6 de cada 10 niños o niñas en la Argentina urbana experimentaban privaciones en al menos una de las dimensiones bajo estudio’ que son nutrición, saneamiento, vivienda, educación e información.

‘Cabe señalar que, entre 2010 y 2016, la pobreza infantil multidimensional en Argentina se redujo 5,1 puntos porcentuales’, concluyó. ‘El 25,2% de la infancia tiene privaciones en el espacio de la vivienda (hacinamiento y calidad de los materiales de construcción)’, mientras que casi un 5% dentro de ese grupo experimenta hacinamiento crítico y/o reside en una vivienda de tipo inconveniente para protegerse de la intemperie’. Y ese indicador se mantiene estable en torno al 25 por ciento desde 2013, año en que había registrado una leve disminución.

Por otro lado, el 22,7% de menores no ha recibido las vacunas correspondientes a su edad o no haber consultado al médico en el último año. No obstante, este indicador registró en 2016 una mejora de 5 puntos respecto a 2015. Además, el 17,8% de los chicos vive en casas sin cloacas o sin inodoro con descarga, el 15,4% ve vulnerado su derecho a la educación y las carencias alimentarias afectan 8,7% de los casos analizados.

‘La contribución de cada dimensión a la composición de la pobreza infantil ubica en primer lugar al espacio de la vivienda, y en segundo al de la salud’, concluye el informe. El estudio fue realizado en 20 ciudades de 80.000 o más habitantes.