Si bien se ha acentuado en los últimos años, la inflación ya viene siendo un problema crónico, que ha afectado a distintos gobiernos. Y la escalada en los precios ha generado una consecuente pérdida del valor adquisitivo de los trabajadores en el consumo. Para tener una dimensión del impacto, este medio realizó un relevamiento que reflejó que el sueldo de un asalariado ha caído un 81 por ciento en su poder de compra desde hace 10 años, teniendo como referencia un producto arraigado e histórico en la alimentación de los argentinos: la carne. Dicho de otra manera, se adquiere un 20 por ciento de lo que se compraba en 2013. O, lo que se pagaba por cinco kilos en esa época, hoy alcanza para uno.
Para llegar ese cálculo, se tuvo en cuenta el salario de un empleado de comercio, de acuerdo a lo que se estableció en su convenio tras las discusiones salariales en 2013 y 2023. Se trata de un sector que tiene entre 3.000 y 3.200 afiliados al Sindicato de Empleados y Comercio (SEC) y se calcula que en la provincia hay un total que va de 13.000 a 15.000. En dichos períodos, además, se compararon los valores del kilo de carne de bola de lomo, un corte muy requerido por el consumidor, dado que se utiliza para milanesas y bife.
Bajo esos parámetros, el sueldo de un mercantil (un vendedor) estaba hace 10 años en 6.756 pesos, de acuerdo a la negociación salarial de la época. A su vez, el kilo de bola de lomo se encontraba en 15 pesos, según informó Claudio Silva, propietario del frigorífico Don Iñaki. Si el trabajador, por ejemplo, destinaba todo su haber en comprar ese tipo de carne, adquiría 450 kilos. Desde otro punto de vista, el kilo de carne representaba el 0,22 por ciento del salario.
Ahora, diez años después, la remuneración del mercantil se fijó en 273.761 pesos, mientras que Silva destacó que tiene el kilo de bola de lomo a 3.300 pesos. En línea con el cálculo, ese salario hoy alcanza para llevarse a la casa casi 83 kilos de carne. Comparado con los 450 kilos que se podían comprar en 2013, hubo una pérdida del 81 por ciento. En base a ese porcentaje, lo que se adquiere actualmente es cinco veces menor a lo que se podía hace 10 años.
En ese marco, el kilo de carne representaba el 0,22 por ciento de la remuneración del asalariado en 2013, mientras que significa ahora el 1,22. Si bien los valores porcentuales son bajos, entre uno y otro marcan un crecimiento de la incidencia en el sueldo del 454,5 por ciento. Si se toma linealmente el precio del tipo de corte, desde 2013 a la fecha tuvo una suba del 21.900 por ciento.
Los valores no dejan de sorprender. Inclusive, este medio accedió a los montos de 2018, cuando el sueldo de un empleado de comercio estaba en 28.605 pesos. A su vez, desde el Frigorífico Don Iñaki indicaron que la bola de lomo alcanzaba los 159 pesos. En ese entonces, si el trabajador quisiese gastar todo su sueldo en carne, compraba 204 kilos. Comparado con los valores actuales, la pérdida en su poder adquisitivo es de casi el 60 por ciento. Hace cinco años, el kilo de bola de lomo representaba el 0,48 de la remuneración.
Los desmedidos y bruscos saltos obedecen, sin más, a la inflación. Al final de la gestión de Cambiemos de Mauricio Macri, terminó en un 54 por ciento. En el actual Gobierno del peronista Alberto Fernández, el nivel de precios lleva un aumento en el año del 60,6 por ciento y, según el Relevamiento de Expectativas de Mercado (REM) del Banco Central, terminará en 2023 cerca del 140 por ciento. En todo el camino de 2013 a la fecha, el fogonazo inflacionario impacta en cada uno de los costos de la cadena de comercialización de la carne, sumado a los márgenes de ganancia de cada uno de los actores, lo que ha llevado a los montos actuales y su incidencia.
Consumo diario
2,6 kilos por día comería actualmente un asalariado si destinaría todo su sueldo en carne. En 2013, la cifra era 14,5 kilos por día.
Poder adquisitivo
A modo de ejemplo, si un asalariado destinase toda su remuneración a comprar carne, para adquirir los 450 kilos que conseguía hace 10 años, debería ganar actualmente 1.485.000 pesos. De esa manera, mantendría su poder adquisitivo.