Fue su intuición de madre lo que apuró el descubrimiento de la dañina verdad. Estaba molesta porque su pareja se había llevado a su nene de 5 años sin su permiso y porque habían demorado como tres horas. Entonces interrogó y buscó confirmar con su hijo si habían ido al lugar que decía el joven. El niño coincidió, pero una mirada de cierto susto del chico hacia el sujeto fue suficiente para que su mamá sospechara. Instantes después, el joven le dejó al niño y se fue a la casa de su mamá. A los minutos, cuando volvió, se topó con una fuerte recriminación y la advertencia de una denuncia, pues para entonces el menor le había dicho a su madre que su padrastro lo había llevado a otro lugar y lo había obligado a practicarle sexo oral mientras lo manoseaba, a pesar de resistirse.
El sospechoso lo negó, se ofuscó y se puso violento cuando llegó la Policía, pero terminó preso. Ya ante el juez, volvió a negarse y a contradecir punto por punto la versión de la mujer y el niño. Su argumento final fue que la relación ya no daba para más, porque ella quería seguir y él no, sobre todo después que le fuera infiel con una prima de ella.
Sin embargo, tras una minuciosa investigación, el juez de Instrucción Martín Heredia Zaldo determinó que el niño no mentía. Y procesó al changarín de 29 años con prisión preventiva por abuso sexual con acceso carnal (para la ley, el sexo oral se equipara a una violación) agravado por la situación de convivencia, dijeron fuentes judiciales.
Todo pasó entre las 17 y las 20 del pasado 20 de septiembre en una casa del barrio Valle Grande, en Rawson. En esa casa vivían la pareja, con dos hijos de la mujer fruto de otra relación (incluido el chico abusado), otro nene más en común con el procesado y un cuarto que estaba por nacer. Fue precisamente por su estado de embarazo que la mujer se fue con sus hijos a la casa de su mamá. Y allí la visitaba el sospechoso a diario.
Fue en una de esas visitas que el sujeto le pidió al nene para que lo acompañara (él en su bicicleta, el niño en otra) pero la mujer se opuso mientras le preparaba la leche a todos sus hijos. En un descuido, el sujeto no le hizo caso y se lo llevó igual.
Al volver, obligó al niño a decir que no habían ido a la casa del barrio Valle Grande sino a juntar cebollas en una finca. Y el niño apoyó esa versión hasta que su mamá se dio cuenta, y a ella le contó la violenta experiencia que había sufrido en la casa de barrio.
El médico no constató lesiones en el menor y los psicólogos no descartan que, a futuro, presente daños psíquicos. Pero confirmaron que el relato del niño era muy compatible, por sus detalles, con otro caso más de abuso sexual infantil.
También golpeador
Durante la investigación ordenada por el magistrado, salió a la luz otra cruda realidad: la violencia y el autoritarismo con el que se manejaba el detenido como jefe de hogar, pues la madre del niño aseguró que a ella la golpeaba (en una ocasión con un palo y varias veces delante de los chicos, según testigos) y soportaba porque lo quería. Eso sí, cuando le tocó a su hijo no aguantó más y denunció todo.