Con ataque demoledor en el último kilómetro, la neerlandesa Annemiek van Vleuten se consagró ayer campeona de ruta en los mundiales de ciclismo que terminan hoy en Wollongong, Australia. La vigente campeona del Tour de Francia, la Vuelta a España y el Giro de Italia, arribó a esta competencia con el codo fracturado como consecuencia de una rodada en la crono por equipos, cuando una gaviota se cruzó delante de su compañero Bauke Mollema y ella no pudo evitar la caída.
Antes de largar comentó que sería gregaria de su compañera Marianne Vos, pero el devenir de la prueba la colocó en una posición expectante y en el momento cúlmine sacó a relucir toda su categoría.
Ni ella misma se veía en la lucha por los metales, pero lo cierto es que cuatro horas y media de esfuerzo después, Annemiek se colgó el oro de su cuello con una maniobra de astucia digna de su leyenda. Su gran obra maestra, con 39 años, de una trayectoria simplemente legendaria. Lotte Kopecky (plata) y Silvia Persico (bronce) la acompañaron en el podio de su segundo título mundial.
Luego de varios intentos de fuga neutralizados, faltando dos vueltas la selección de Italia desató la batalla. Y bajo la intensa lluvia que aportó esa pizca de épica tan propia de una cita como la vivida, fue la polaca Niewiadoma quien encendió los petardos en el penúltimo paso al Monte Pleasant. La polaca, con un cambio de ritmo tremendo, fragmentó el grupo de favoritas en mil pedazos y pareció dejar la lucha por las medallas en cosa de cinco, ya que junto a ella sólo resistieron Lippert, Moolman, Ludwig y Longo Borghini. Sin embargo, a base de intensos relevos, Van Vleuten y Van Dijk echaron abajo su intento. La tensión era máxima cuando las cinco corredoras que abrieron hueco en la penúltima vuelta hicieron lo propio en la última, pero antes del último kilómetro hubo
reagrupamiento. Y lo que pasó después fue lo más trascendente de la carrera. Una ciclista herida, limitada en sus movimientos, pero con un corazón gigante, entró en la historia grande.
Acaparadora. Este año se adueñó de todas las casacas de líder, en las grandes
vueltas y también en el Mundial.