Zalene Ndlovu, una joven zimbauense de 25 años estaba con su futuro esposo inglés, Jamie Fox, visitando las cataratas Victoria en el río Zimbabue en una embarcación inflable. No estaban solos, iban con un guía y otras siete barcas que se habían unido al destino turístico. Todo parecía ser un paseo más hasta que de manera inesperada, un cocodrilo de dos metros y medio de largo atacó el bote en el que viajaban y lo rompió arrojando a los pasajeros al agua. Mientras muchos pudieron nadar hacia la orilla, Zalene quedó atrapada entre las fauces del animal.

 

El reptil primero atacó una parte de su brazo derecho y aunque su novio intentó golpearlo, abrirle la boca y forcejear con él para que se fuera, el cocodrilo volvió a morder a la mujer intentando hundirla. Después de unos minutos el novio logró soltar a su novia y el lagarto se fue.

 

De inmediato los guías que los acompañaban en el tour asistieron a Zalene y pidieron un helicóptero que la trasladó de urgencia al hospital en donde no tardaron en informarle que lo que quedaba de su brazo tenía que ser amputado.

 

La gravedad de la tragedia parecía incrementarse ante la idea de que Zalene y su novio estaban en ese paseo justamente celebrando cinco días antes de contraer matrimonio. La boda estaba preparada, los invitados listos, muchos incluso habían viajado desde Reino Unido para unirse a la celebración.

 

 

Los novios, a pesar de la tragedia, quisieron seguir con sus planes. “Es un milagro que ella esté aquí, no hay otra manera de explicarlo. Al principio pensé que era una broma y me llevó unos cinco segundos ver que en realidad ella estaba siendo atacada”, le narró Fox al periódico The Zimbabwe Chronicle. Para poder proseguir con su propósito de sellar sus votos la pareja trasladó la celebración de la boda a la capilla de hospital en donde había sido internada Zalene. Aunque ahí solo cupieron unos cuantos invitados transmitieron en vivo la boda a sus amigos y luego dejaron que ellos disfrutaran de la fiesta mientras volvieron al cuarto de recuperación.

 

“Pasé mucho tiempo preparándome para el día de mi boda, buscando un lugar, una decoración. No sabía que el destino me tenía preparado casarme en la capilla de un hospital, sin un brazo. Pero no me estoy quejando. Mi boda fue la mejor y tengo un marido maravilloso", le dijo la novia al diario británico The Telegraph .