La versión de la familia es que Gisela Flores (25) había cruzado la calle Pellegrini para ir desde la casa de su hermana Natalia a la de una vecina que los había invitado a almorzar. Y que, al parecer, ya volvían cuando la joven paró a un lado del asfalto con sus dos nenes tomados de la mano cuando Maicon (3) se le escapó para cruzar corriendo. Esa imprevista reacción desató también el intento de su hermano Kevin (5) para frenarlo, pero ni uno ni otro consiguió lo que buscaban. Cerca de las 13,30 de ayer, la desgracia pegó otra vez en la familia Flores, porque justo cuando el pequeño avanzaba en el asfalto pasaba un micro de la línea 17 de la empresa La Positiva, y el chofer no pudo evitar embestir a ambos niños.
La ayuda de una ambulancia llegó enseguida, pero la falta de reacción en el menor de los hermanos hacía suponer lo peor y así fue. No llegó vivo al hospital, dijeron fuentes policiales. Kevin en cambio había sufrido una fractura en su brazo derecho y ayer su familia aseguraba que estaba fuera de peligro.
La muerte del pequeño Maicon fue la tercera que sufre en poco tiempo la humilde familia Flores, que vive en la zona de Pie de Palo, en Caucete. La abuela de los nenes había fallecido por un problema de presión arterial y su marido también perdió la vida después, el 5 de marzo pasado, a causa de un cáncer fulminante. Entonces en la casa quedaron tres de las cuatro hermanas (un hermano vive en Santa Fe) y un tío anciano, que se las arreglaban con changas y alguna ayuda estatal.
Esa necesidad era la que corría a Gisela con sus niños (hijos de un expolicía que casi no los veía) hasta la casa de su hermana Natalia, que vive con su marido en Calle Pellegrini, unos 1.000 metros al Norte del cruce con calle 5, en La Bebida, Rivadavia. Hacía dos semanas que la joven estaba allí con sus chicos.
Ayer, el chofer del micro, Maximiliano Carbajal (23), estaba preso por homicidio culposo.