La primera. Oscar Alberto Alamo (49) recibió su primer castigo.

 

Los expertos en psicología aseguran que la persona que muestra sus genitales en público, el exhibicionista, excepcionalmente buscará consumar un acto sexual violento contra su involuntario espectador (generalmente mujeres o niños), pues el placer lo consigue con la situación, es decir mostrándose. El problema para estos sujetos es que esa práctica está prohibida y se castiga penalmente, aunque eso poco parece importarle a Oscar Alberto Alamo (49), un albañil con estudios secundarios incompletos que vive en Villa Unión, Chimbas, que desde 1997 cayó por lo menos 7 veces a causa de esa "desviación sexual": uno de esos episodios fue considerado una falta, y los restantes seis, delitos: tres calificados como presuntos abusos sexuales simples y tres más como exhibiciones obscenas. En seis de los casos había conseguido la excarcelación, pero en el último, en mayo pasado, quedó detenido y ahora el juez Ernesto Kerman (Sala II, Cámara Penal) le aplicó el primer castigo: lo condenó a 6 meses de prisión de cumplimiento efectivo por exhibiciones obscenas.

Cumple castigo en noviembre pero puede recibir otras condenas.

El castigo fue el mismo que Alamo aceptaba cumplir en un juicio abreviado firmado con su defensor, Claudio Vera, y la fiscal Leticia Ferrón de Rago.

Fue una calle sin salida lo que terminó con Alamo preso. Luego de exhibirse ante dos nenas de 12 años y la mamá de una de ellas, quiso escapar en moto por una vía que lo obligó a volver, pero en ese intento chocó contra una camioneta estacionada y al intentar llegar a la calle principal se topó con dos empleados de una avícola que habían sido alertados por la mujer y le impidieron el paso.

Ese episodio ocurrió alrededor de las 22 del 10 de mayo pasado en calle Colón, metros al norte del cruce con Sarmiento, en Santa Lucía. Esa noche, las dos nenas caminaban adelante cuando, en el ingreso a una casa, vieron a un hombre con los pantalones bajos tocándose sus genitales. Avisaron a la mamá de una de ellas y se cruzaron de vereda, mientras Alamo intentaba escapar. Pero la mujer llegó hasta una avícola, les avisó, dos hombres salieron a buscar al depravado y lo encontraron. La cuestión se complicó entonces para Alamo porque quedó preso. Y aunque el próximo 11 de noviembre cumplirá castigo y podrá salir, corre el riesgo de volver a ser detenido porque al menos dos de esas causas aún no prescriben, es decir que siguen abiertas y puede ser condenado.