El 8 de julio de 2017, la vida de Abdelhak Nouri cambió para siempre. El volante holandés disputaba un partido amistoso para el Ajax ante el Werder Bremen y se derrumbó sobre el césped como resultado de un paro cardíaco. El futbolista sufrió lesiones cerebrales graves y permanentes, que derivaron en un estado de coma.

Después de 2 años y 9 meses de tratamiento, la familia de Nouri comentó que despertó y reaccionó favorablemente ante los estímulos; una gran noticia que celebró todo el mundo del fútbol en tiempos muy sensibles en materia de salud.

El joven futbolista, que en el momento del accidente tenía 20 años y asomaba como una gran promesa junto a compañeros de la talla de Frenkie de Jong y Matthijs de Ligt, pudo sentarse por primera vez en una silla de ruedas y comunicarse con su familia mediante señas y gestos, según informó su entorno más cercano.

Nouri recibió tratamiento en el campo de juego tras la llegada de dos ambulancias y luego fue trasladado a un hospital en helicóptero, donde quedó en coma inducido y, si bien en agosto del 2018 había mostrado mejoras, su estado de salud recayó por lo que será clave su evolución en las próximas horas.

Abderrahim, hermano del futbolista, comentó la noticia en De Wereld Draait Door, un programa de la televisión holandesa y manifestó: "Está despierto. Come, estornuda. En un día bueno puede comunicarse mediante movimientos de ceja, sonrisas. Sigue dependiendo del todo de nosotros. No se levanta de la cama, pero es una alegría volver a tenerle".

Durante estos últimos años, la familia dl futbolista tuvo conflictos con el Ajax, ya que el club holandés, después de mucho tiempo, asumió la responsabilidad de no haber tratado el caso de la mejor manera. Esto ocurrió mediante un comunicado emitido por Edwin van der Sar, el director deportivo, en el que admitió que el desfibrilador debió haber sido utilizado con anterioridad.

En medio de la pandemia de coronavirus que mantiene en vilo al mundo con muchas noticias negativas, las novedades del estado de salud de Nouri ayuda para no perder ningún tipo de esperanza.

 

Fuente: Olé