
En las adyacencias del Palacio Ducó se veían unas decenas de colectivos naranjas y transportes escolares y algunos chicos que corrían con banderitas albicelestes. Pero desde adentro del estadio de Huracán no se escuchaba nada, ni estridencias ni gritos. La modorra dominical parecía hacer efecto en más de 30 mil chicos juntos, hasta que casi a las 11 horas, después de más de una hora de espera, estallaron en entusiasmo.
El despabilo llegó cuando los jugadores de la selección argentina asomaron por el túnel, en una fila encabezada por Ever Banega y que cerró el imán de todas las miradas, Lionel Messi.
La Selección se despedirá mañana del país con el amistoso ante Haití, en Boca.
Ahora sí había clamor popular para este entrenamiento a "puertas abiertas", porque una marea de chiquilines gritaba fascinados al ver de cerca, y probablemente por primera vez en sus vidas, a las estrellas que les lleva la televisión.
Por eso, el estadio del Globo bramó cuando el animador, el periodista Matías Martin, dentro del campo, anunció el nombre del astro argentino: "¡Olé, olé, olé, olé, Messi, Messi!" y "Que de la mano, de Leo Messi, todos la vuelta vamos a dar…", fueron los cantitos inaugurales.
Muy buena idea de esta nueva dirigencia de AFA porque el cariño fue mutuo. Si esta vilipendiada selección necesitaba un bálsamo de aliento, esos fueron los chicos. Esos que lo siguen viéndolos como ídolos siempre, que siguen colgando sus póster, que no los recriminan en las malas, y que sueñan con ser como ellos.

figura de la Selección Argentina de Talla Baja.
Justamente como ellos porque el plantel que representa al país se abrió a un público en su mayoría de inferiores, de escuelas primarias, comedores infantiles y hogares y barrios de bajos recursos de la Ciudad y Provincia de Buenos Aires.
Así, en ese caluroso marco, el técnico Jorge Sampaoli armó una práctica con trabajos en espacios reducidos, donde dispuso dos ejercicios de fútbol cinco contra cinco, con arqueros y arcos. En uno de los mini partidos, Messi era el comodín de pechera amarilla que podía asociarse indistintamente con los de pechera roja y con los sin pechera.

apoyar a los jugadores.
La buena noticia en los ejercicios grupales era que estaba participando Gabriel Mercado, quien arrastraba una dolencia. Mientras, entre el resto de los 23 convocados, solo se veía a Nicolás Otamendi realizando trabajos diferenciados.
En tanto, en las tribunas donde se repartía vasos de gaseosas a los chicos, el primer gol festejado por los chicos lo hizo Lucas Biglia, y el segundo lo convirtió la Pulga.

césped del Ducó.
En esa animada sesión el único sobresalto lo dio Marcos Acuña, quien debió salir de la práctica por una molestia en la pierna izquierda al ejecutar un centro. Aunque un par de horas después, llegó la tranquilidad con el parte médico de la AFA en el que se descartaron problemas mayores:
El final fue al mediodía con una treintena de sorteos entre todas las escuelas y agrupaciones presentes. El premio mayor ya estaba dado, la Selección otra vez estuvo cerca.
